José Asunción Silva

 

GOTAS AMARGAS

 

Tomado de: Silva, José Asunción: Poesía y prosa con 44 textos sobre el autor.
Edición a cargo de Santiago Mutis Durán y J. G. Cobo Borda. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1979.

 

Nota de la publicación digital:
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TABLA DE CONTENIDO

Avant-propos
El mal del siglo
La respuesta de la tierra
Lentes ajenos
Cápsulas
Madrigal
Enfermedades de la niñez
Psicoterapéutica
Futura
Zoospermos
Filosofías
Idilio
Egalité
Resurrexit

 


GOTAS AMARGAS

 

AVANT-PROPOS

 

EL MAL DEL SIGLO

-Doctor, un desaliento de la vida
que en lo íntimo de mí se arraiga y nace:
el mal del siglo...el mismo mal de Werther,
de Rolla, de Manfredo y de Leopardo.
Un cansancio de todo, un absoluto
desprecio por lo humano... ; un incesante
renegar de lo vil de la existencia,
digno de mi maestro Schopenhauer;
un malestar profundo que se aumenta
con todas las torturas del análisis...
-Eso es cuestión de régimen: camine
de mañanita; duerma largo: báñese;
beba bien; coma bien; cuídese mucho:
¡lo que, usted tiene es hambre!...

 

LA RESPUESTA DE LA TIERRA

Era un poeta lírico, grandioso y sibilino,
que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
frente a una posada y al volver de un camino:
-¡Oh madre; oh Tierra! -díjole-, en tu girar eterno
nuestra existencia efímera tal parece que ignoras.
Nosotros esperamos un cielo o un infierno,
sufrimos o gozamos, en nuestras breves horas,
e indiferente y muda, tú, madre sin entrañas,
de acuerdo con los hombres no sufres y no lloras.
¿No sabes el secreto misterioso que entrañas?
¿Por qué las noches negras, las diáfanas auroras?
Las sombras vagarosas y tenues de unas cañas
que se reflejan lívidas en las estanques yertos,
¿no son como conciencias fantásticas y extrañas
que les copian sus vidas en espejos inciertos?
¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta aquí vinimos?
¿Conocen los secretos del más allá los muertos?
¿Por qué la vida inútil y triste recibimos?
¿Hay un oasis húmedo después de estos desiertos?
¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué morimos?
¿Por qué? Mi angustia sacia y a mi ansiedad contesta.
Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo,
en estas soledades aguardo la respuesta.
La tierra, como siempre, disciplente y callada,
al gran poeta lírico no le contestó nada.

 

LENTES AJENOS

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CAPSULAS

 

MADRIGAL

Tu tez rosada y pura, tus formas gráciles
de estatua de Tanagra, tu olor de lilas,
el carmín de tu boca, de labios tersos,
las miradas ardientes de tus pupilas,
el ritmo de tu paso, tu voz velada,
tus cabellos que suelen, si los despeina
tu mano blanca y fina toda hoyuelada,
cubrirte como un rico manto de reina,
tu voz, tus ademanes, tú... no te asombres:
todo eso está, y a gritos, pidiendo un hombre.

 

ENFERMEDADES DE LA NIÑEZ

A una boca vendida,
a una infame boca,
cuando sintió el impulso que en la vida
a locuras supremas nos provoca,
dio el primer beso, hambriento de ternura,
en los labios sin fuerza, sin frescura.
No fue como Romeo
al besar a Julieta;
el cuerpo que estrechó cuando el deseo
ardiente aguijoneó su carne inquieta,
fue el cuerpo vil de vieja cortesana,
Juana incansable de la tropa humana.
Y el éxtasis divino
que soñó con delicia,
Lo dejó melancólico y mohíno
Al terminar la lúbrica caricia.
Del amor no sintió la intensa magia
Y consiguió... una buena blenorragia.

 

PSICOTERAPEUTICA

Si quieres vivir muchos años
y gozar de salud cabal,
ten desde niño desengaños,
practica el bien, espera el mal.
Desechando las convenciones
de nuestra vida artificial,
lleva por regla en tus acciones
esta norma: ¡lo natural!
De los filósofos etéreos
huye la enseñanza teatral
y aplícate buenos cauterios
en el chancro sentimental.

 

FUTURA

 

ZOOSPERMOS

El conocido sabio Cornelius Von Ken-Rinegen,
que disfrutó en Hamburgo de una clientela enorme
y que dejó un in-folio de mil quinientas páginas
sobre hígado y riñones,
abandonado luego por todos sus amigos,
murió en Leipzig, maniático, desprestigiado y pobre,
debido a sus estudios de los últimos años
sobre espermatozoides.
Frente de un microscopio que le costó un sentido,
obra maestra y única de un óptico de Londres,
la vista recogida, temblándole las manos,
ansioso, fijo, inmóvil,
reconcentrado y torvo, como un fantasma pálido,
a media voz decía: "Oh, mira cómo corren
y bullen y se mueven y luchan y se agitan
los espermatozoides!
"¡Mira! si no estuviera perdido para siempre;
si huyendo por caminos que todos no conocen
hubiera al fin logrado tras múltiples esfuerzos
el convertirse en hombre,
corriéndole los años hubiera sido un Werther
y tras de mil angustias y gestas y pasiones
se hubiera suicidado con un Smith & Wesson
ese espermatozoide!
"Aquel de más arriba que vibra a dos milímetros
del Werther suprimido, del vidrio junto al borde,
hubiera sido un héroe de nuestras grandes guerras.
¡Alguna estatua en bronce
hubiera recordado, cual vencedor intrépido
y conductor insigne de tropas y cañones,
y general en jefe de todos los ejércitos,
a ese espermatozoide!
"¡Aquél hubiera sido la Gretchen de algún Fausto;
ese de más arriba un heredero noble,
dueño a los veintiún años de algún millón de thallers
y un título de conde;
aquel, un usurero; el otro, el pequeñísimo,
algún poeta lítico; y el otro, aquel enorme,
un profesor científico que hubiera escrito un libro
sobre espermatozoides!
"Afortunadamente, perdidos para siempre
os agitáis ahora, ¡oh, puntos que sois hombres!
entre los vidrios gruesos traslúcidos y diáfanos
del microscopio enorme;
afortunadamente, zoopermos, en la tierra
no creceréis poblándola de dichas y de horrores:
dentro de diez minutos todos estaréis muertos,
¡hola, espermatozoides!".
Así el ilustre sabio Cornelius Von Ken-Rinegen,
que disfrutó en Hamburgo de una clientela enorme
y que dejó un in-folio de mil quinientas páginas
sobre hígado y riñones,
murió en Leipzig, maniático, desprestigiado y pobre,
debido a sus estudios de los últimos años
sobre espermatozoides.

 

FILOSOFIAS

De placeres carnales el abuso,
de caricias y besos
goza, y ama con toda tu alma, iluso;
agótate en excesos.
Y si evitas la sífilis, siguiendo
la sabia profilaxia,
al llegar los cuarenta irás sintiendo
un principio de ataxia.
De la copa que guarda los olvidos
bebe el néctar que agota;
perderás el magín y los sentidos
con la última gota.
Trabaja sin cesar, batalla, suda,
vende vida por oro:
conseguirás una dispepsia aguda
mucho antes que un tesoro.
Y tendrás ¡oh placer! de la pesada
digestión en el lance,
ante la vista ansiosa y fatigada,
las cifras de un balance.
Al arte sacrifícate: ¡combina,
pule, esculpe, extrema!
¡Lucha y en la labor que te asesina,
-lienzo, bronce o poema-
pon tu esencia, tus nervios, tu alma toda!
¡Terrible empresa vana!
pues que tu obra no estará a la moda
de pasado mañana.
No: sé creyente, fiel, toma otro giro
y la razón prosterna
a los pies del absurdo: ¡compra un giro
contra la vida eterna!
Págalo con tus goces; la fe aviva;
ora, medita, impetra;
y al morir pensarás: ¿y si allá arriba
no me cubren la letra?
Mas si acaso el orgullo se resiste
a tanta abdicación,
si la fe ciega te parece triste,
confía en la razón.
Desprecia los placeres y, severo,
a la filosofía,
loco por encontrar lo verdadero
consagra noche y día.
Compara religiones y sistemas
de la Biblia a Stuart Mill,
desde los escolásticos problemas
hasta lo más sútil
de Spencer y de Wundt, y consagrado
a sondear ese abismo
lograrás este hermoso resultado:
no creer ni en ti mismo.
No pienses en la paz desconocida.
Mira: al fin, lo mejor
en el tumulto inmenso de la vida
es la faz interior.
Deja el estudio y los placeres; deja
la estéril lucha vana
y, como Cakia-Muni lo aconseja,
húndete en el Nirvana.
Excita del vivir los desengaños
y en tête-à-tête contigo,
como un yogui senil pasa los años
mirándote el ombligo.
De la vida del siglo ponte aparte;
del placer y el amigo
escoge para ti la mejor parte
y métete contigo.
Y cuando llegues en postrera hora
a la última morada,
sentirás una angustia matadora
de no haber hecho nada...

 

IDILIO

Ella lo idolatraba, y él la adoraba.
-¿Se casaron al fin?
-No, señor: ella se casó con otro.
Y ¿murió de sufrir?
-No, señor: de un aborto.
-Y él, el pobre, ¿puso a su vida fin?
-No, señor: se casó seis meses antes
del matrimonio de ella, y es feliz.

 

EGALITE

Juan Lanas, el mozo de esquina,
es absolutamente igual
al emperador de la China:
los dos son el mismo animal.
Juan Lanas cubre su pelaje
con nuestra manta nacional;
el gran magnate lleva un traje
de seda verde excepcional.
Del uno cuidan cien dragones
de porcelana y de cristal;
Juan Lanas carga maldiciones
y gruesos fardos por un real.
Pero si alguna mandarina,
siguiendo el instinto sexual,
al potentado se avecina
en el traje tradicional
que tenía nuestra madre Eva
en aquella tarde fatal
en que se comieron la breva
del árbol del Bien y del Mal,
y si al mismo Juan una Juana
se entrega de un modo brutal
y palpita la bestia humana
en un solo espasmo sexual,
Juan Lanas, el mozo de esquina,
al emperador de la China
es absolutamente igual:
los dos son el mismo animal.

 

RESURREXIT

Para qué arrepentimos, si es bastante
a purgar nuestro mísero pecado
el doliente recuerdo de un pasado
cada vez más cercano y más distante;
si no hemos de encontrar más adelante
todo lo que nos hubo conturbado,
ni las bocas que ya nos han besado
ni el loco amor ni la caricia amante,
ríe y no te arrepientas, que mañana
nuestras dos almas solas irán juntas
a explorar los misterios del Nirvana...
Mientras que Magdalena, la divina,
entre el coro de vírgenes difuntas
hace un triste papel de celestina.