Presentación

Como ya lo hemos comunicado a nuestros lectores, en este año 2011 Literatura: teoría, historia, crítica ha cambiado su periodicidad y de ser anual ha pasado a ser semestral. Lo cual quiere decir que en esta ocasión entregamos el segundo número del volumen 13. Es nuestra intención ganar en agilidad y hacer que sea menos colección de artículos y más una revista. No significa esto, sin embargo, que hayamos modificado lo que se ha convertido en una tradición y en una característica propia: una entrega seguirá dedicada a una sola temática y la otra, a la publicación de artículos sobre diversas temáticas, enviados por nuestros colaboradores y considerados por los evaluadores de gran interés y calidad para nuestros lectores. En esta ocasión, el vol. 13, n.° 2 de nuestra revista es misceláneo. Desde ya anunciamos que el primer número del próximo año (vol. 14, n.°1) tiene el siguiente tema: “Literatura colombiana entre milenos: balance crítico de dos décadas 1990-2010”.

Parece que nuestros colaboradores prestan muchísima atención a la propuesta primigenia de centrarnos en la teoría, la historia y la crítica literarias. Los artículos publicados en este número han sido organizados según este criterio y por ello los dos primeros girarán preferentemente en torno a la teoría, los dos siguientes, a la historia y los últimos, a la crítica. Por supuesto que esto no se pretende establecer una camisa de fuerza —pues en cada artículo podemos encontrar una mezcla de teoría, historia y crítica—, se trata de tener un criterio para el ordenamiento de los artículos publicados.

El artículo, “La literatura y el cambio de paradigma en el régimen estético según Jacques Rancière”, de Víctor Viviescas, analiza la teoría estética del filósofo francés en torno a la concepción de lo literario para destacar la tensión dialéctica que “se establece entre la definición sistemática de la categoría de régimen estético y la condición histórica de la producción poético-literaria que despliega y permite visualizar la literatura que corresponde al régimen”. En este artículo, el lector encontrará la presentación y la reflexión en torno a la política de la literatura y al malestar experimentado por la estética en nuestros días. El artículo de Enrique Rodríguez, “La borradura de la luz: de la metafísica al poema”, continúa con la preocupación por la estética en relación con la literatura, específicamente entre el pensar y el poetizar. La metáfora del título alude al efecto producido por la poesía en relación con la razón y a los recursos empleados por la poesía para trasmutar los conceptos. Así, se comprende cómo “el poema, por su instantaneidad y sugestividad, rompe el libro de la metafísica”.

Daniela Alcívar Bellolio parte de la tradición crítica en su acercamiento a la obra de José Martí para analizar específicamente el “Prólogo” de Martí al “Poema del Niágara”, de Juan Antonio Pérez Bonalde, para demostrar cómo se articulan política y literatura en la escritura martiana. Sergio Andrés Sandoval, en el artículo “El nacimiento de la escritura en Rigoberta Menchú: de la representación mediada a la voz literaria”, estudia tres momentos de representación y su encarnación en textos en donde es audible la voz ancestral del mundo indígena. Se pretende llamar la atención sobre el sentido literario de la voz de Rigoberta Menchú y la relevancia que tiene para crear conciencia sobre la situación de la población originaria de América Latina.

En los estudios críticos de la literatura latinoamericana, con cierta frecuencia se encuentra la asociación entre Guimarães Rosa y Juan Rulfo. Se ha estudiado su aporte a la llamada novela regional, se ha destacado la presencia de la oralidad en la estructuración de sus obras, pero Bairon Oswaldo Vélez Escallón sorprende al lector con su título: “Grande Sertão: Cordilleras”, en donde, juguetona-mente, acude a la complicidad del lector para que recuerde que La cordillera fue el título con el cual Rulfo despistó por años a los ansiosos profesores, estudiosos y periodistas que se desesperaban porque pasaban los años y él no publicaba nada. La cordillera es el mejor ejemplo de cierto grado cero de la escritura o de la obra compuesta tan sólo de páginas en blanco y de un título. Vélez Escallón relaciona geográficamente el sertón con la cordillera para estudiar los movimientos narrativos que implican obras como la de Guimarães Rosa y Juan Rulfo.

Finalmente, el lector encontrará en este número un artículo dedicado a exponer cómo se da en Juego de damas, de Moreno Durán, la “celebración del desencanto”. Este sentimiento, por supuesto, tiene que ver con la frustración que trae el discurso utópico de la modernidad. Desde esta mirada, el simultaneismo narrativo ilustrado con las tres columnas que estructuran la novela, los procesos de subjetivización y desubjetivización del personaje femenino y los recurrentes juegos con el lenguaje conducen a la sensación de una celebración nostálgica, no de una pérdida, sino de una deuda que no deja más que pena.

En este número, el lector encontrará dos notas que le permitirán el deleite de adentrarse en terrenos desconocidos. La primera, “Temblor de cielo, de Vicente Huidobro: un cometa que bien pudo llamarse Altazor”, de Emiro Santos García, por secretos pasadizos logra comunicar la obra considerada más representativa del poeta chileno con su menos divulgada Temblor de cielo para mostrar que, aunque aparentemente plantean el juego de la vida, tienen que aceptar la cruda realidad del juego de la muerte. En la segunda, “No teu deserto, de Miguel Souza Tavares: memórias de amor e de viagem”, escrita por la profesora Silvia Niederauer, a partir de la conceptualización hecha por Paul Ricoeur en su libro La memoria, la historia, el olvido, se presenta la obra que narra cómo Miguel intenta rememorar la experiencia de un viaje al desierto del Sahara, acompañado de la mujer amada que cambió radicalmente su vida.

Para concluir esta presentación, quiero dejar constancia expresa de mi agradecimiento a quienes hacen posible la continuidad en esta labor. En primer lugar, a los profesores del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia, siempre dispuestos a apoyar y a estimular; a las directivas de la Facultad de Ciencias Humanas por su irrestricto patrocinio; al equipo del Comité Editorial de la Facultad, siempre dispuestos a apuntalar los procesos; a los autores de artículos, notas, traducciones y reseñas por la confianza depositada en la revista como medio de difusión de sus escritos; a quienes, desinteresadamente, dentro y fuera de la Universidad, nos ayudan a seleccionar el material publicable con sus cuidadosas evaluaciones. Y, por supuesto, poder dar a luz nuestra revista es mérito de la dedicación de los asistentes editoriales, a su trabajo silencioso, sin el cual no sería posible la hazaña de entregar cada volumen de nuestra revista. Para todos, muchas gracias.

Diógenes Fajardo Valenzuela
Editor