José Asunción Silva

 

VERSOS VARIOS

 

Tomado de: Silva, José Asunción: Poesía y prosa con 44 textos sobre el autor.
Edición a cargo de Santiago Mutis Durán y J. G. Cobo Borda. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1979.

 

Nota de la publicación digital:
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TABLA DE CONTENIDO

Primera comunión
Idilio
Suspiro
Las arpas
Perdida
La ventana
Crepúsculo
Notas perdidas
En la muerte de mi amigo Luis A. Vergara R.
Las golondrinas
Imitación
Encontrarás poesía
Realidad
A un pesimista
Voz de marcha
Estrellas fijas
El recluta
La calavera
A Diego Fallon
El alma de la rosa
A ti
Sinfonía color de fresa de leche
La última despedida
Sus dos mesas
Paseo
¡Señor! ¡Mirad las almas!
Convenio
Cuando hagas una estrofa
De los rosados labios
Sonetos negros
Nocturno
Poesía viva
Ronda
Necesidad yanqui

 


VERSOS VARIOS

 

PRIMERA COMUNION

 

IDILIO

 

SUSPIRO

Si es tus recuerdos ves algún día,
entre la niebla de lo pasado,
surgir la triste memoria mía
medio borrada ya por los años,
piensa que fuiste siempre mi anhelo,
y si el recuerdo de amor tan santo
mueve tu pecho, nubla tu cielo,
llena de lágrimas tus ojos garzos,
¡ah! no me busques aquí en la tierra,
donde he vivido, donde he luchado,
¡sino en el reino de los sepulcros
donde se encuentra paz y descanso!

 

LAS ARPAS

Va la brisa por valles y collados
y cargada de aromas y silencios
no lleva entre sus alas invisibles
ni una voz -ni una música- ni un eco.
Pero en oscuro bosque retirado,
patria de las driadas y los genios,
en alto tronco suspendida encuentra
arpa eolia de místicos acentos:
¡al pasar vibra en las sonoras cuerdas
del dulce y melancólico instrumento
y van sus sosegadas armonías
a perderse a lo lejos!
El alma del poeta es delicada
arpa -que cuando vibra el sentimiento
en sus cuerdas sensibles- se estremece
y produce sus cantos y sus versos.

 

PERDIDA

 

LA VENTANA

Victor Hugo

 

CREPUSCULO

 

NOTAS PERDIDAS

IV

IX

X

(a Natalia Tanco A.)

XIV

 

EN LA MUERTE DE MI AMIGO
LUIS A. VERGARA R.

Alguna amarga lágrima vertida
al pensar en lo bueno del ausente
como signo de eterna despedida,
y una oración de mística tristeza,
aspiración de la amistad doliente,
forman los dones que dejar podemos
cabe la fresca y entreabierta fosa
de aquel que en el albor de su mañana
supo cruzar la ruta peligrosa
con noble amor y con cristiano celo,
mirar lo inmenso de la lucha humana
y en plenitud de vida y de esperanza
decir ¡adiós! a la mentira vana,
¡y hacia otras playas dirigir el vuelo!
Mas consuela el pensar que nuestra vida
es istmo que separa dos océanos
y que mide la mano de la suerte...
a él sobre las cunas arribamos
viniendo en ignorados oleajes,
y al acabar de caminarlo vamos
a proseguir interminables viajes
sobre las negras sombras de la muerte;
y que el oscuro velo de tristeza
con el misterio inmenso de la fosa
envuelve de los muertos la cabeza.
Esa quietud solemne en que reposa
el cuerpo humano, su misión cumplida,
y de la tumba la pesada losa
que última etapa son de la partida
del espíritu humano aquí en la tierra,
le abren los ojos a una vida nueva
en que hallará lo que el misterio encierra
y en cuya vasta oscuridad sombría
verá la luz quien va, cual nuestro amigo,
que un tesoro de luz lleva consigo.
¡Si! El no manchó la punta de las alas
en el vicio, pantano corrompido,
y ornada aún de las primeras galas
en su vida feliz juntó su alma
la inocencia del niño distraído,
del grave adulto la juiciosa calma
y los sueños de dulce poesía
de que hace el vulgo indiferente mofa,
sueños que en conservar se complacía
bajo el cristal de su sonora estrofa,
y que recuerdan con sin par cariño,
con emoción purísima y sin nombre,
los que te vieron -candoroso niño-
¡amar como ángel y pensar como hombre!
Del social torbellino en el ruido
su misión fue la de la dulce nota
que para el blando halago del oído
de entre las cuerdas de la lira brota,
¡y en el vicio infinito y extendido
la virtud dulce de su vida hacía
la impresión de una ráfaga de incienso
entre el discorde estruendo de una orgía
y el aire impuro, pestilente y denso!
Ha partido entre lágrimas de amores
que quemando al rodar por la mejilla
bajaron a morir sobre esas flores.
Más de una amarga lágrima sencilla
vertida por el ser a quien quisiera
con el amor sin fin que en ella brilla,
amor que en medio de su vida fuera
vaporosa columna al medio día,
y en las tinieblas de la noche, hoguera
cual la que en el desierto conducía
al través de la arena al pueblo hebreo,
al país que soñó su fantasía...
Aún me parece que contemplo y veo
su constante entusiasmo por aquella
que fue su aspiración y su deseo,
por la que su alma candorosa y bella
colocar supo en la región que abarca
el alma humana al proseguir la huella
del amor sublimado de Petrarca;
por la que hoy siente inexplicable frío
cuando por verle entre nosotros mira,
y su mirar... ¡se pierde en el vacío!
Que en el recuerdo del ser a quien decimos
enternecidos el adiós postrero
(el de su vida que pasarse vimos
bajo la egida del deber severo)
sea, en todo momento de desmayo
en la senda del bien, como una estrella
que nos alumbra con su tibio rayo;
que desciende dulcísimo de ella
a sus tristes hermanos el consuelo
y a su madre infeliz... que con los ojos
nublados por las lágrimas y rojos
esperándolo ver... ¡mira hacia el cielo!
Cuando el cuerpo perece nace el alma...
Mientras el uno entre la tumba mora,
la otra recobra su perdida calma.
Hay una dulce claridad que dora
con sus rayos el fondo de la huesa,
lumbre de un día que en la muerte empieza:
del sol del infinito... ésa es la aurora.

 

LAS GOLONDRINAS

(De P. J. Béranger)

En la ribera del Maure
encorvado por los hierros
de la prisión, tristemente,
así cantaba un guerrero:
"Os vuelvo a ver, pajarillos
que dais al invierno el ala,
golondrinas, portadoras
de piadosas esperanzas,
que venís a estos desiertos
desde mi risueña Francia
¿No os detendréis por un instante breve
para contarme de mi hermosa patria?
"¿Cerca de donde nací,
en el alar de mi choza,
entre blando y tibio nido
nació alguna de vosotras?
¿De una madre desdichada
que hacia la tumba camina,
que a cada momento espera
oír, como antes oía,
el ruido de mis pasos,
y sin oírlo agoniza,
de su amor, de su pena, de sus lágrimas,
no me habláis, pasajeras golondrinas?
"Ha tres años os conjuro
a traerme algún recuerdo
de mi valle, en que soñaba
con un porvenir risueño;
del arroyo transparente
en la encantadora orilla
en donde crecen frondosas
como en guirnaldas, las lilas,
en un tranquilo rodeo
¿habéis visto mi casita?
¿Del valle idolatrado de mi infancia
no me habláis, pasajeras golondrinas?
"Decidme, ¿casó mi hermana?
¿Vistéis los alegres jóvenes
de nuestro pueblo, en las nupcias
celebrarla en sus canciones?
¿Volvieron a nuestra aldea
los que entraron en la liza
y me siguieron valientes
cuando en batalla reñida
me lanzaba presuroso
a las lanzas enemigas?
¿De los caros amigos de la infancia
no me habláis, pasajeras golondrinas?
"Sobre sus cuerpos tal vez
el enemigo cobarde
toma de nuevo el camino
que conduce a nuestro valle,
y mientras manda cual dueño
en mi tranquila cabaña
e interrumpe el venturoso
himeneo de mi hermana,
rodeado estoy de hierros
sin quien por mí vierta lágrimas,
¡Golondrinas, errantes golondrinas!
¿no me habláis de los males de la patria?".

 

IMITACION

(De Maurice de Guérin)

Pequeñas cavidades
hay en la cumbre de la inmensa roca,
a cuyos pies acompasadas baten
sobre la playa, las movibles olas.
Guardan allí las grietas, entancadas
de la lluvia las gotas,
y a beberlas, a veces se detienen
las errantes bandadas de palomas.
Yo suelo por las tardes
ir a la cima a sollozar a solas,
y mi llanto se mezcla con las aguas
entre las piedras toscas.
¡Sueltas bandadas que, al morir el día,
tendeis el vuelo entre la lumbre rósea
con que, al ponerse el sol en Occidente,
ilumina la atmósfera:
¡jamás bebáis las aguas escondidas
en la gigante roca,
que mis lágrimas tienen la amargura
de las marinas ondas!

 

ENCONTRARAS POESIA

Encontrarás poesía,
dijo entonces sonriendo
en el recinto sagrado
de los cristianos templos,
do, como el humo a la altura,
sube la oración al cielo;
en los lugares que nunca
humanos pies recorrieron,
en los bosques seculares
donde se oculta el silencio,
en los murmullos sonoros
de las ondas y del viento,
en la voz de los follajes,
del amor en los recuerdos
de las niñas de quince años
en los blancos aposentos,
en las noches estrelladas...
Jamás... ¡en los malos versos!

 

REALIDAD

(De "Canciones de calles y Bosques"
de Victor Hugo).

Naturaleza es una dondequiera,
en Japón o en Gonesa. Las distancias
suprime y son lo mismo Triptolemo
y Dombasle; la toga y las enguas.

Lavalliere con su Luis, entre la regia
carroza blasonada,
es tan feroz cual la chipriota Venus
en el capullo de la concha blanca.

¡Oh mis hijos! ¡Oh hermanos! ¡Oh poetas!
Decid si existe el hecho, la palabra.
Sed espíritus puros y hacer siempre.
No hay nada bajo para nobles almas.
En Poestum se convierte en hipo triste
la risa de Isleño, a Príapo canta
Horacio, y cruza Bottom, el grotesco,
de Shakespeare por el drama.
¡No tiene la verdad límites, hijo!

Del gran Pan, dios bestial, la hirsuta barba
los cuernos torcidos se columbran
del ideal tras de la frente pálida.

 

A UN PESIMISTA

Hay demasiada sombra en tus visiones,
algo tiene de plácido la vida;
no todo en la existencia es una herida
donde brote la sangre a borbotones.
La lucha tiene sombra; y las pasiones
agonizantes, la ternura huida,
todo lo amado que al pasar se olvida
es fuente de angustiosas decepciones.
Pero, ¿por qué dudar, si aún ofrecen,
en el remoto porvenir oscuro,
calmas hondas y vividos cariños
la ternura profunda, el beso puro
y manos de mujer, que amantes mecen
las cunas sonrosadas de los niños?

 

VOZ DE MARCHA

 

ESTRELLAS FIJAS

Cuando ya de la vida
el alma tenga, con el cuerpo, rota,
y duerma en el sepulcro
esa noche más larga que las otras,
mis ojos, que en recuerdo
del infinito eterno de las cosas,
guardaron solo, como de un ensueño,
la tibia luz de tus miradas hondas,
al ir descomponiéndose
entre la oscura fosa,
veran, en lo ignorado de la muerte,
tus ojos... destacándose en las sombras.

 

EL RECLUTA

Hasta que manos piadosas
algún sepulcro le dieron,
al bajar de la cañada,
junto a las matas de helecho,
destrozada la cabeza
por una bala de rémigton;
con la blusa de bayeta
y la camisa de lienzo,
un escapulario santo
colgado al huesoso cuello,
los pantalones de manta
manchados de barro fresco,
las rudas manos crispadas,
los ojos aún abiertos,
y la sangre, ya viscosa,
pegándole los cabellos,
estuvo toda la noche
de aquel combate sangriento
abandonado él cadáver
del pobre recluta muerto.
¿Su nombre?... Un oscuro nombre ..
dijunto Juan Abudelo,
cuando hablan de la campaña
lo nombran los compañeros...
¿Su madre?... Una pobre madre,
que en el rancho, al pie del cerro,
abandonada y estúpida
pasa los días inciertos...
¿Su vida?..., una oscura vida,
la vida vaga de un cuerpo,
que fue tranquila y sin odios
hasta en el cuartel infecto,
do penetrado de frío,
que le calaba los huesos
y que tiritar le hacía
bajo el bayetón deshecho,
conoció toda la angustia
de largas noches sin sueño,
y de tristes soledades,
el pobre recluta muerto.
Los soldados que seguían
en titánicos esfuerzos,
de Egipto a los arenales
y de Rusia a los desiertos,
al hombre de ojos de águila
y de caprichos de hierro,
tenían tras el reñido
batallar, largo y supremo,
en cada voz un halago,
en cada mandato un premio.
Mas del capitán Londoño,
que fue su jefe en el Cuerpo,
sólo conoció dos órdenes
de detención y de cepo,
un planazo en las espaldas
y el modo de gritar: "¡Juego!",
hasta la tarde en que, herido
en el combate siniestro,
cayó, gritando: "¡Adiós, mamá!";
el pobre recluta muerto.

 

LA CALAVERA

En el derruído muro
de la huerta del convento,
en un agujero oscuro
donde, al pasar, silba el viento,
y, como una dolorida
queja a las piedras arranca,
hay, en el fondo, escondida
una calavera blanca.
De algún fraile soñador
de vida ejemplar y bella
y dedicada al Señor,
en el mundo única huella.
Abre los ojos, sin fondo,
como a visiones extrañas,
y del vacío en lo hondo
forjan telas las arañas.
Húmedo musgo grisoso
recubre la antigua grieta,
donde en supremo reposo
descansa ignorada y quieta.
Pero hasta aquella escondida
mansión, la brisa ligera
lleva murmullos de vida
y olores de primavera.
Golondrinas, que en sus marchas
dejaron el patrio río,
huyendo de las escarchas,
de las brumas y del frío,
cuando la luz del Poniente
filtra por el hondo hueco
y hace parecer viviente
el cráneo rígido y seco,
desde las negras ruïnas,
alzan sosegado vuelo,
y en sus vueltas peregrinas
tocan las ramas y el suelo,
como buscando en el prado,
ya por la tarde, sombrío,
el espíritu elevado
que habitó el cráneo vacío.

 

A DIEGO FALLON

Cuando de tus estancias sonorosas
las solemnes imágenes,
en los lejanos siglos venideros
ya no recuerde nadie;
cuando estén olvidados para siempre
tus versos adorables,
y un erudito, en sus estudios lentos,
descubra a Núñez de Arce,
aun hablarán, a espíritus que sueñen,
las selvas seculares
que se llenan de nieblas y de sombras
al caer de la tarde.
Tendrán vagos murmullos misteriosos
el lago y los juncales,
nacerán los idilios
entre el musgo, a la sombra de los árboles,
y seguirá forjando sus poemas
Naturaleza amante,
que rima en una misma estrofa inmensa
los leves nidos y los hondos valles.

 

EL ALMA DE LA ROSA

 

A TI

Tú no lo sabes, mas yo he soñado
entre mis sueños color de armiño,
horas de dicha con tus amores,
besos ardientes, quedos suspiros
cuando la tarde tiñe de oro
esos espacios que juntos vimos,
cuando mi alma su vuelo emprende
a las regiones de lo infinito.

 

SINFONIA COLOR DE FRESAS EN LECHE

A los colibríes decadentes

 

LA ULTIMA DESPEDIDA

Yo soy la luz, y sin embargo temen
los hombres encontrarme,
Yo soy la misteriosa soñadora
que los espacios abre.
¡Dudáis!... ¡Oíd las voces
que del sepulcro salen!
Nosotros vamos de la madre tierra
a la región oscura,
nosotros vamos a perdernos ora
en la vida fecunda
que en los profundos senos
de la muerte murmura.
Nosotros viviremos en las almas
de aquellos que os sintieron
a su lado pasar en vuestra vida.
¡Aquí sobre la tierra
nosotros mantendremos
vuestra memoria fresca!
Nosotras vamos de la vida eterna
a proseguir la ruta,
nosotras vamos a tender el vuelo
a regiones más puras,
¡cómo es la luz de bella
tras de las vagas brumas!

 

SUS DOS MESAS

En los tallados frascos guardados los olores
de las esencias diáfanas, dignas de alguna hurí;
un vaso raro y frágil do expiran unas flores;
el iris de un diamante; la sangre de un rubí
cuyas facetas tiemblan con vivos resplandores
entre el lujoso estuche de seda carmesí,
y frente del espejo la epístola de amores
que al irse para el baile dejó olvidada allí...
Un biberón que guarda mezcladas dos terceras
partes de leche hervida y una de agua de cal,
la vela que reclama las despabiladeras
desde la palmatoria verdosa de metal;
en rotulado frasco, cerca de las tijeras,
doscientos gramos de una loción medicinal;
un libro de oraciones, dos cucharas dulceras,
un reverbero viejo y un chupo y un pañal.

 

PASEO

 

¡SEÑOR! ¡MIRAD LAS ALMAS...!

¡Señor! ¡Mirad las almas, que en busca de lo eterno,
en el amor humano se detuvieron locas,
cruzar, como las sombras del Dante en el infierno,
unidas de los brazos y unidas de las bocas!

¡Oh Padre! Perdonadlos por el martirio santo
del Salvador Divino, del Gólgota en la cumbre.
Haced que se conviertan los gritos en un canto
y que una luz remota su largo viaje alumbre.

Y dadnos fuerza ¡Oh Padre! para cruzar la vida,
para luchar de lleno por la contraria suerte,
para domar, severos, la carne corrompida,
¡para esperar, tranquilos, la sombra de la muerte!

 

CONVENIO

"¿Vas a cantar tristezas?", dijo la Musa;
entonces yo me vuelvo para allá arriba.
Descansar quiero ahora de tantas lágrimas;
hoy he llorado tanto que estoy rendida.
Iré contigo un rato, pero si quieres
que nos vayamos solos a la campiña
a mirar los espacios por entre ramas
y a oír qué cosas nuevas cantan las brisas.
Me hablan tanto de penas y de cipreses
que se han ido muy lejos mis alegrías,
quiero coger miosotis en las riberas:
si me das mariposas te daré rimas.
Forjaremos estrofas cuando la tarde
llene el valle de vagas melancolías;
yo sé de varios sitios llenos de helechos
y de musgos verdosos donde hay poesía;
pero tú me prometes no conversarme
de horrores y de dudas, de rotas liras,
de tristezas sin causas y de cansancios
y de odio a la existencia y hojas marchitas...
Sí, vámonos al campo, donde la savia,
como el poder de un beso, bulle y palpita;
a buscar nidos llenos en los zarzales:
¡si me das mariposas te daré rimas!".

 

CUANDO HAGAS UNA ESTROFA

Cuando hagas una estrofa, hazla tan rara,
que sirva luego al porvenir de ejemplo
con perfiles de mármol de carrara
y solideces de frontón de templo.

 

DE LOS ROSADOS LABIOS...

De los rosados labios de hermosas bogotanas
siempre propicio el cielo los votos escuchó;
hoy esos votos vagos no son quimeras vanas,
que todas ellas quieran y miran como hermanas
a la que de esta fiesta las horas les brindó.
Como una flor de Mayo la dicha fugaz pasa...
Puesto que reina ahora franca alegría aquí,
la copa de champaña que el labio fresco abraza
tomemos, de la dueña y el dueño de la casa,
por las tranquilas horas de un porvenir feliz.

 

SONETOS NEGROS

I

Tiene instantes de intensas amarguras
la sed de idolatrar que al hombre agita.
Del supremo Señor la faz bendita
ya no ríe del cielo en las alturas.
¡Qué poco logras, Fe, cuando aseguras
término a su ansiedad, que es infinita,
y otra vida después, do resucita
y halla, en mundo mejor, horas más puras!
Sin columna de luz, que en el desierto
guíe su paso a punto conocido,
continúa el cruel peregrinaje,
para encontrar en el futuro incierto
las soledades hondas del olvido
tras las fatigas del penoso viaje.

II

¿El pensamiento humano? No sonrías
si al llegar, las nociones verdaderas
a polvo imperceptible de Quimera
reducen tu ilusión, con manos frías.
Deja las peligrosas fantasías
y busca en perfumadas primaveras
todo el supremo bienestar que esperas
del Cielo que prometes o que ansías.
................................................
................................................

...?...

¿Por qué de los cálidos besos
de las dulces idolatradas
en noches jamás olvidadas
nos matan los locos excesos?
¿Son sabios los místicos rezos
y las humildes madrugadas
en celdas tan sólo adornadas
con una cruz y cuatro huesos?
¡No, soñadores de infinito!
De la carne el supremo grito
hondas vibraciones encierra;
dejadla gozar de la vida
antes de caer, corrompida,
en las negruras de la tierra.

 

NOCTURNO

Oh dulce niña pálida, que como un montón de oro
de tu inocencia cándida conservas el tesoro;
a quien los más audaces, en locos devaneos,
jamás se han acercado con carnales deseos;
tú, que adivinar dejas inocencias extrañas
en tus ojos velados por sedosas pestañas,
y en cuyos dulces labios -abiertos sólo al rezo-
jamás se habrá posado ni la sombra de un beso...
Dime quedo, en secreto, al oído, muy paso,
con esa voz que tiene suavidades de raso:
si entrevieras dormida a aquel con quien tú sueñas,
tras las horas de baile rápidas y risueñas,
y sintieras sus labios anidarse en tu boca
y recorrer tu cuerpo y en su lascivia loca
besar todos sus pliegues de tibio aroma llenos
y las rígidas puntas rosadas de tus senos;
si en los locos, ardientes y profundos abrazos
agonizar soñaras de placer en sus brazos,
por aquel de quien eres todas las alegrías,
¡oh dulce niña pálida!, di, ¿te resistirías?

 

POESIA VIVA

 

RONDA

...........................................................
La ronda... Los recuerdos... La luna no vertía
allí ni un solo rayo, temblabas y eras mía
el aire estaba tibio bajo el follaje espeso.
Una errante luciérnaga alumbró nuestro beso...
El contacto amoroso de tus labios de seda...
La selva oscura y mística fue la alcoba sombría
el musgo, en ese sitio tiene olor de reseda
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
filtró luz por las ramas cual si llegara el día
la luna entre las pálidas nieblas aparecía
¿De las noches más dulces te acuerdas, todavía?
En señorial alcoba, do la tapicería
amortiguaba el ruido, con sus hilos espesos,
desnuda tú en mis brazos, fueron míos tus besos,
tu cuerpo de veinte años sobre la roja seda,
tus cabellos dorados y tu melancolía
tus caricias de virgen y tu olor de reseda...
Apenas alumbraba la lámpara sombría
las desteñidas sedas de la tapicería
De la trágica noche me acuerdo todavía
el ataúd heráldico en el salón yacía
fatigado mi cuerpo por vigilias y excesos
oí, como a distancia, los monótonos rezos,
tú, mustia, yerta y rígida entre la negra seda,
la llama de los cirios temblaba y se movía,
perfumaba la atmósfera un olor de reseda...
un crucifijo pálido, los brazos extendía,
y estaba helada y cárdena tu boca que fue mía.

 

NECESIDAD YANQUI

En Nueva York. Cenando con William W. Breakhart,
comisionista yanqui de fortuna notoria,
y que, según los cálculos de gente respetable,
no baja de 350.000 dólares
le oí decir las frases siguientes, que atribuyo
a embriaguez producida por quince o veinte copas:

"¿Amigos suyos? Ensaya. Está usted en Europa,
préstales por servicio your francs if you are in Paris
your pounds if you are in London if in Spain your onzas
well... il amigo suyo es muy agradecido;
usted es very pleased... Entonces il es desagradado
I don't pay a usted nada... y no es su amigo ahora
o bien él paga todo... and that's very silly
yo no es su buen amigo y dice usted le roba...".

Yo he atribuido siempre aquel discurso estúpido
a embriaguez producida por quince o veinte copas.