En el nombre del polvo, del humo y de la máquina

Abstract

En el nombre del polvo, del humo y de la máquina parte de tres objetos heredados: un cepillo, una mesa y una máquina de coser. Estos objetos son el inicio de un diálogo con la ausencia y abren el cuestionamiento sobre cómo contener los actos del cuidado, la labor y el gesto. Este proyecto busca crear un diálogo entre dos experiencias significativas que ocurren en espacios y tiempos distantes, pero se constituyen en el centro de la problematización de mis inquietudes sobre la memoria y el olvido.La primera experiencia tiene lugar en la casa de mis abuelos maternos, espacio íntimo de mi infancia. La segunda, en el territorio de Mompox, espacio de descubrimiento de un interés permanente por la memoria y la labor ancestral.

En Mompox realicé una residencia en el 2022. Allí conocí y exploré materialidades con un alfarero, un arenero y una carpintera. Ellos fueron los personajes principales para la conformación de los “mitos del polvo y del humo”. Estos mitos nacen de actos que se relacionan en la repetición de gestos para sanar y aceptar un arrasamiento: la extinción de una labor. Son el relato sobre el origen de una forma de pararse en el mundo y de creer en el olvido como una de las experiencias más importantes para el hombre.

Mi proceso consistió en crear esos “mitos” que nacían de mis escritos y que me llevaban a imágenes que posteriormente se concretaron plásticamente. A través de explorar materialidades efímeras, de volver polvo lo que no está hecho para deshacerse y de creer en el gesto como límite del olvido, pude empezar una búsqueda dentro de lo matérico para contener el olvido, pararme en ese límite desde la imagen plástica. El polvo y el humo son metáforas de lo familiar y lo territorial respectivamente; lo que estaba a la vera del polvo y lo que seguía ardiendo en la hoguera de la memoria, gestos que se extinguían y yo contemplaba.

Este proyecto es una búsqueda, quizás, de un lugar donde cabría lo perecedero. ¿Cómo contengo un gesto? o tal vez, ¿soy yo la que estoy en vigilia, protegiéndolos hasta el momento de su muerte? ¿Seré yo la “máquina” o creadora de ella, que hace que prevalezcan, que sigan produciéndose y repitiéndose, hasta el agotamiento? Quizás es eso, la muerte del gesto y aceptar su olvido es el comienzo de donde se parte para hacer memoria. (Texto tomado de la fuente)

In the name of dust, smoke and the machine starts with three inherited objects: a brush, a table and a sewing machine. These objects are the beginning of a dialogue with absence and open the question of how to contain the acts of care, labor and gesture. This project seeks to create a dialogue between two significant experiences that occur in distant spaces and times, but are at the center of the problematization of my concerns about memory and oblivion. The first experience takes place in the house of my maternal grandparents, an intimate space of my childhood. The second, in the territory of Mompox, space of discovery of a permanent interest in memory and ancestral work. In Mompox I did a residency in 2022. There I met and explored materialities with a potter, a sand maker and a carpenter. They were the main characters for the conformation of the “myths of dust and smoke”. These myths are born from acts that are related in the repetition of gestures to heal and accept a razing: the extinction of a labor. They are the story of the origin of a way of standing in the world and of believing in oblivion as one of the most important experiences for mankind. My process consisted of creating these “myths” that were born from my writings and that led me to images that were later concretized plastically. Through exploring ephemeral materialities, turning into dust what is not made to be undone and believing in the gesture as the limit of oblivion, I was able to begin a search within the material to contain oblivion, to stand on that limit from the plastic image. Dust and smoke are metaphors of the familiar and the territorial respectively; what was at the edge of the dust and what continued to burn in the bonfire of memory, gestures that were extinguished and I contemplated. This project is a search, perhaps, for a place where the perishable could fit. How do I contain a gesture? or perhaps, am I the one who is in vigil, protecting them until the moment of their death? Am I the “machine” or creator of it, who makes them prevail, who keeps on producing and repeating them, until exhaustion? Perhaps it is that, the death of the gesture and accepting its oblivion is the beginning from where one starts to make memory