“Vidas paralelas y junticas pero que no se cruzaban bien”. Significaciones del vínculo en la experiencia familiar de la “Locura”

Abstract

La experiencia subjetiva/familiar de la “locura” y los significados de sus vínculos sociales constituyen el marco general de la investigación. Al respecto, la exploración de tendencias de investigación relacionadas permitió identificar un silenciamiento histórico en donde, pese a la exaltación de un discurso de derechos, ha prevalecido la idea de una voz carente de razón en la “locura”. Sin embargo, la indagación por la experiencia sentida se viene posicionando como un imperativo en la humanización del campo de estudio, el extenso silenciamiento ha comenzado a ceder para dar paso a una preocupación auténtica por incorporar la dimensión subjetiva en la comprensión y tratamiento de la “locura”. Las formas en que las familias se posicionan frente a la experiencia de la “locura” detonan cambios en los vínculos, afectos y significados familiares, validados y orientados por la dimensión cultural y por un saber ampliamente legitimado, el del diagnóstico psiquiátrico. Paralelamente, la persona diagnosticada también experimenta estos cambios reconfigurando interpretaciones, creencias y emociones. Investigar estas tensiones implicó reconocer los determinantes contextuales que las contienen, esto es, la red de interdependencia histórica entre la organización familiar y la dimensión social cultural. Este ejercicio permitió concluir que la experiencia de la “locura” no ocurre exclusivamente dentro de un cuerpo, es en esencia y desde el primer momento una experiencia relacional que se entrelaza con una intensidad profunda con la familia y en la que todo el entramado relacional e institucional converge para marcar su curso con el potencial de exacerbar o aminorar el malestar relacionado. (Texto tomado de la fuente).

The subjective/familial experience of madness and the meanings of its social bonds constitute the general framework of the research. In this regard, the exploration of related research trends allowed the identification of a historical silencing where, despite the exaltation of a discourse of rights, the idea of a voice lacking reason in madness has prevailed. However, the examination of the felt experience has been positioning itself as an imperative in the humanization of the field of study, the extensive silencing has begun to give way to an authentic concern for incorporating the subjective dimension in the understanding and treatment of insanity. The ways in which families position themselves in the face of the experience of insanity trigger changes in family ties, affections and the meanings of the familiar concept, validated and oriented by the cultural dimension and by a widely legitimized knowledge, that of psychiatric diagnosis. In parallel, the diagnosed person also experiences these changes by reconfiguring interpretations, beliefs and emotions. Investigating these tensions implied recognizing the contextual determinants that contain them, that is, the network of historical interdependence between the family organization and the cultural social dimension. This exercise allowed us to conclude that the experience of madness does not occur exclusively within a body, it is in essence and from the first moment a relational experience that is intertwined with a deep intensity with the family and in which the whole relational and institutional framework converges to mark its course with the potential to aggravate or ameliorate the related discomfort.