Las “nuevas normas de prosodia y ortografía” proferidas por la real academia española. Estado actual de ellas
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Autores
Motta Salas, Julián
Director
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Español
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Resumen
Después de la merecida felicitación que la Real Academia Española dio a su ilustre Secretario Perpetuo, don Julio Casares, por su científico y luminoso informe acerca de las Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía, y después de lo que sobre ellas han escrito plumas autorizadas en varias partes de América, huelga ciertamente la mía, ya porque nada nuevo he de agregar a lo que han dicho eminentes escritores y filólogos, ya porque mi insuficiencia en estas cuestiones, como en otras muchas, me veda entrar a tratarlas. Mas 110 deja uno de interesarse por ellas oyendo a los doctos, y así habrá de disculparse fácilmente la osadía de quien, con tan pocas o ningunas luces, se arriesga a hablar en materia de suyo tan delicada como la de la reforma ortográfica y prosódica. En la cual se mostró siempre tan celosa, hábil y discreta la Real Academia Española desde principios del siglo pasado como para que hayamos de tributarle todos cuantos hablamos y queremos esta preciosa lengua de Castilla el más cálido homenaje de aplauso y admiración, con tanto mayor razón cuanto que ella, al través de los tiempos, ha venido fijando, limpiando y dando esplendor al idioma y sentando las reglas a que todos debemos atenernos en beneficio del mejorestar y progreso del patrimonio común de los hispanohablantes. La Academia ha tenido triunfos que todos hemos de reconocerle y aplaudirle sin tasa. Ella excluyó o proscribió las letras dobles como en passión, difficultad, por no haberse de seguir la ortografía latina; simplificó el uso de ciertas letras ordenando que se escribiera en adelante f en vez de ph; c o q en vez de ch, como en coro y quimera, que los latinos escribían chorus y chiméis; t en vez de la th, como en tesoro, del latín thesaurus; r en vez de rh, como en retórica por rhetorica; i latina en lugar de la y griega, como en símbolo y sistema por symbolum y symbolus y systema; proscribió también la que y recomendó la c, como en cual, que antes se escribía qual, cuanto que antes era quanto, etc., y dio por tierra con algunas tildes inútiles. Así que en este punto no podrá decirse lo que tal vez con razón dijo Carlos Nodier, reficndose a su lengua: "Toda alteración ortográfica es 1111 anticipo voluntario que se hace a la futura barbarie” . Permítaseme ahora que emita mi modesta opinión en asunto de tamaña entidad y que ose decir claramente, o sin ambages, lo que siento. Para ello iré siguiendo algunos de los puntos tratados, ora en las normas acordadas, ora en las diversas secciones explicativas del Informe, aun a riesgo de no guardar el orden que debía.