Huellas del Caribe
URI permanente para esta colecciónhttps://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/198
Examinar
Envíos recientes
Ítem Administracion publica, desarrollo economico y corrupcion en el archipielago de San Andres, Providencia y Santa Catalina 1926-1927(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-14) James Cruz, Johannie Lucía; Román Romero, RaúlHa transcurrido un poco más de un siglo desde que se realizó el esfuerzo más significativo en la recuperación de la memoria histórica y documental del Caribe colombiano, esa empresa se debió, en buena parte, a la iniciativa de Manuel Ezequiel Corrales y José P. Urueta, quienes iniciaron un proceso sistemático de organización de los documentos que existían sobre la Provincia de Cartagena y sobre su ciudad capital que hasta ese momento, y pese a su poco desarrollo económico, era la ciudad con mayor influencia política de la región. Si bien este proyecto se consolidó con el apoyo decidido de Rafael Núñez, primero como presidente del Estado Soberano de Bolívar y luego como mandatario de la República de Colombia, durante el periodo conocido como la Regeneración, lo cierto es que desde la primera mitad del siglo XIX se venían impulsando una serie de medidas para promover la reconstrucción de un relato histórico que permitiera el reconocimiento de los sucesos de la independencia de Cartagena como hechos fundacionales de la nación colombiana. Paralelamente, con este objetivo se impulsaba la reconstrucción simbólica de los héroes de la independencia de Cartagena como actores decisivos de la formación de la República y del Estado-nación. En efecto, en 1839, Juan José Nieto publicó la Geografía Estadística de la Provincia de Cartagena, que incluyó un análisis de la población a partir del censo de 1836, Administ p1-65 ener12.indd 9 18/01/11 20:41 Johannie James Cruz 10 Raúl Román Romero e hizo carrera como la narrativa más completa sobre la ciudad de Cartagena y su provincia. Esta obra ofrece una panorámica de la historia de la ciudad, inicia con su fundación, sigue con el periodo colonial, los sucesos de la independencia y termina con los años inmediatamente posteriores a la emancipación política y definitiva de España. En 1855 se desarrolló una nueva etapa de reelaboración del relato y de la memoria sobre la independencia con el objeto de reconocer como únicos héroes de la emancipación a un grupo de distinguidos miembros de la aristocracia criolla de la ciudad de Cartagena que, a finales del periodo colonial, habían jugado un papel central en la administración local. Para materializar esa iniciativa, el Concejo Municipal emitió el Acuerdo núm. 55 que en su artículo primero declara “digno de gratitud del pueblo de Cartagena y del glorioso título de fundadores de la independencia, a los esforzados varones que el 11 de noviembre de 1811 proclamaron solemnemente en esta ciudad la emancipación política de la monarquía española, erigiendo en Estado soberano, libre e independiente el territorio que en aquella época formaba la provincia de Cartagena”. Con este acuerdo municipal se designaron como fundadores de la independencia de la ciudad a Manuel Rodríguez Torices, José María García de Toledo, Antonio José de Ayos, Miguel Díaz Granados, Manuel del Castillo Rada, Pantaleón Germán Ribón, Amador, Miguel Anguiano y José María Portocarrero.1 En 1872, la Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Bolívar aunó esfuerzos en la misma dirección y creó una junta encargada de adquirir el acta original de la independencia de 1812 del Estado de Cartagena con las firmas autografiadas de los patriotas que las suscribieron.2 Dos años después, el director de Instrucción Pública del Estado, Mauricio Verbel, impuso a todos los directores de las escuelas públicas la participación en la elaboración de la historia especial del Estado de Bolívar con pena de multa para quien no cumpliera.3 Manuel Ezequiel Corrales jugó un papel fundamental en todo este proceso, sin duda fue uno de los intelectuales de la ciudad que mostró mayor interés por escribir la historia oficial del Estado Soberano de Bolívar y por recuperar la documentación que permitiera su elaboración. Desde la ciudad de Bogotá, como Senador Plenipotenciario en representación del Estado Soberano de Bolívar, envió una carta al secretario del Estado solicitando el permiso del presidente del Estado Soberano para publicar varios documentos referentes al proceso de independencia, que sólo se encontraban en la biblioteca del Gobierno.4 1 Biblioteca Bartolomé Calvo, en adelante (BBC), «Un decreto Incumplido». El Porvenir, Cartagena, 2 de marzo de 1979. 2 (BBC). Gaceta de Bolívar, Cartagena, 6 de diciembre de 1872. 3 (BBC) Diario de Bolívar, Cartagena, 7 de julio de 1875. 4 (BBC) Gaceta de Bolívar, Cartagena, 10 de octubre de 1874. Carta con la cual se remitieron al Gobierno varios documentos importantes. Administ p1-65 ener12.indd 10 18/01/11 20:41 A d m i n i s t r a c i ó n p ú b l c a , d e s a r r o l lo e c o n ó m i c o y c o r r u p c i ó n e n e l a r c h i p i é l ag o 11 Años más tarde Corrales logró recopilar una importante colección de documentos históricos sobre la ciudad de Cartagena, el primero de ellos salió a la luz en 1877 con el título Documentos para la historia de la Provincia de Cartagena de Indias y fue publicado nuevamente cinco años más tarde en la ciudad de Bogotá. Otra publicación de significativa importancia en el proceso de recuperación de la memoria histórica de la ciudad y del entonces Estado Soberano de Bolívar es Efemérides y anales del Estado Soberano de Bolívar, esta obra fue difundida inicialmente por medio de una serie de artículos en la prensa oficial y fue publicada como obra completa en 1889. Corrales, mientras escribía sus efemérides, aprovechó la prensa oficial para hacer una “excitación patriótica” al pueblo cartagenero y “publicar una lista lo más completa posible de todas las personas que contribuyeron a la defensa de Cartagena en el memorable sitio de 1815, y otra lista de las que, corriendo los mayores peligros, emigraron con sus familias el día en que la plaza no tuvo medios para seguir resistiendo. Suplicamos que se nos comuniquen los nombres de estas personas, para librarlos del olvido y apuntarlos para que la historia los inscriba en el escalafón de los inmortales”.5 Manuel Ezequiel Corrales no estuvo solo en esa ardua tarea, a su lado estuvo otro distinguido abogado de la ciudad, José P. Urueta, quien sería nombrado en la década de los ochenta como historiógrafo del departamento de Bolívar. Urueta contribuyó también a la recuperación de la memoria histórica de la ciudad de Cartagena, en especial con su publicación de 1886, que llevó por título Cartagena y sus cercanías, guía descriptiva de la capital del Estado Soberano de Bolívar, en los Estados Unidos de Colombia. Esta publicación fue comentada por Corrales ese mismo año y sus notas y correcciones aparecieron en la segunda edición de esta obra que se realizó un año después. Con la misma tendencia de Corrales, José P. Urueta destacó las actuaciones de los patricios de la ciudad en el proceso de emancipación de España y en el sitio de 1815, con la circulación de su libro Los Mártires publicado también en 1886, y donde compilaba todas las biografías y documentos referentes a las acciones de este grupo de criollos aristócratas en el proceso de la independencia. Unos años más tarde se editó otra obra en esta dirección, realizada en honor al almirante José Prudencio Padilla, en ella se compilaron una serie de biografías en las que se destacó el papel de este militar en la independencia definitiva de la ciudad de Cartagena y la región Caribe. Buena parte de lo que se conoce sobre Cartagena, su provincia y el posterior departamento de Bolívar, se debe a la magistral labor de estos dos intelectuales cartageneros, quienes lograron compilar y asegurar una documentación tan valiosa que hoy se mantiene como fuente imprescindible en el proceso de construcción de la historia de la ciudad y de la región. Sin duda, estas compilaciones documentales tienen un valor inconmensurable para efectos de la preservación de la memoria 5 (BBC) El Porvenir, Cartagena. 20 de julio de 1879. Rollo núm. 3525. Administ p1-65 ener12.indd 11 18/01/11 20:41 Johannie James Cruz 12 Raúl Román Romero histórica de la región; sin embargo, esta abrumadora empresa quizá se concentró casi de manera exclusiva en la ciudad de Cartagena y su antigua provincia debido a la limitación de recursos, de tiempo o por el poco entusiasmo para realizar esfuerzos similares en otras localidades de la costa Caribe. Lo que dejó por fuera de este esfuerzo a otras municipalidades de importancia regional. Si bien a finales del siglo XIX José P. Urueta libró contra los intereses norteamericanos una de las primeras defensas de los cayos de Roncador y Quitasueño como integrantes de la República de Colombia, son muy pocas las referencias que aparecen en sus compilaciones documentales sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia. Como consecuencia, este territorio, que estuvo ligado político- administrativamente a Cartagena durante buena parte del periodo republicano, quedó prácticamente al margen de esta recopilación sobre la memoria documental del Caribe colombiano y, por supuesto, quedó ausente de los referentes del pasado común que se estaban elaborando de esta región como parte de la nación colombiana.6 No obstante los esfuerzos de muchos intelectuales cartageneros por demostrar la centralidad de Cartagena y el papel de sus habitantes en la formación de la nación colombiana, la frágil historia compartida entre la costa Caribe y el centro de Colombia mantiene hoy su vigencia. En razón a lo anterior, es apenas lógico que en el archipiélago, cuyo pasado no fue incluido ni como referente de la costa Caribe colombiana ni en la representación del pasado que se hace del país, sus habitantes enfrenten el dilema de reconocer una memoria histórica que, siendo ajena, se ha impuesto como propia. Sin embargo, esta compleja identidad con la nacionalidad colombiana, notoria en los habitantes ancestrales de las islas, no sólo se debe a la ausencia de un pasado compartido, sino también al proceso mismo de construcción e imposición de una memoria histórica del país que seleccionó de manera conveniente los hechos del interior andino, por ejemplo, los ocurridos el 20 de julio y el 7 de agosto, como acontecimientos exclusivos en la construcción de la nación y la República de Colombia, dejando por fuera los hechos y los esfuerzos que en favor de la independencia sucedieron en otras regiones. Pese a todos los preparativos y conmemoraciones que han tenido lugar en la actualidad colombiana para hacer posible una celebración del bicentenario de la Independencia desde una óptica plural, la tradición excluyente que se instauró para la celebración de los primeros cien años de la emancipación, mantiene su peso fundacional en esta fase bicentenaria. 6 A finales de la década de los noventa del siglo XX tuvo lugar un emprendimiento de recuperación de la memoria documental de Cartagena por parte del Instituto Internacional de Estudios del Caribe y la Gobernación de Bolívar. Algunas de las obras recuperadas fueron Diccionario histórico-geográfico de Bolívar, de Dimas Badel; una selección de documentos de Efemérides y Anales del Estado Soberano de Bolívar, de Manuel Ezequiel Corrales; Notas de la expedición Fidalgo (1790-1805); El General Burgos, de Remberto Burgos Puche y El río Cesar de Luis Estrriffler. Pero éste aún fue un intento de recuperación del Bolívar grande que excluyó al archipiélago del corpus documental. Administ p1-65 ener12.indd 12 18/01/11 20:41 A d m i n i s t r a c i ó n p ú b l c a , d e s a r r o l lo e c o n ó m i c o y c o r r u p c i ó n e n e l a r c h i p i é l ag o 13 A dos años de cumplirse el primer centenario de la creación de la Intendencia Nacional de San Andrés y Providencia, este libro tiene un doble propósito; el primero es continuar con un proceso de reconstrucción de la historia del archipiélago de San Andrés que, en muchos de sus aspectos, aún sigue inacabada; y el segundo es contribuir con los esfuerzos de preservación documental de las islas que han realizado otros autores como Juan Carlos Eastman, quien reconstruye el proceso de colombianización basando su análisis principalmente en informes de funcionarios públicos. Entre sus obras se destacan, Las amenazas a la Arcadia feliz y deseada: El Archipiélago de San Andrés y Providencia en 1927. Visiones desde las Islas y Memoria de un visitante: aproximación al Archipiélago de San Andrés y Providencia a fines de 1913.7 Martha Cecilia Cortés (1988), quien a través del informe de don Santiago Guerrero, delegado del Ministerio de Gobierno para visitar las islas de San Andrés y Providencia, narra la situación del archipiélago antes de su designación como intendencia en 1912. Martín Eduardo Vargas (1988) describe al archipiélago entre 1921 y 1922, a través del informe enviado por el intendente Manuel M. Leal al ministro de Gobierno en 1922. Por su parte, Carlos Andrés Charry (2002), en su estudio titulado En el trasfondo de la colombianización: el archipiélago de San Andrés visto por funcionarios del Estado colombiano (1888-1924) analiza varios informes que lo llevan a formular conjeturas respecto al verdadero interés del Estado en el proceso de colombianización. Por tanto, esta publicación no sólo retoma los esfuerzos de preservación del patrimonio documental de las islas, sino que pretende constituirse en un documento de consulta pública, sin la amenaza de que el deterioro al que se exponen los documentos en el Caribe, por las condiciones climáticas, el efecto destructor de repentinos incendios y la capacidad devoradora del comején y los roedores, aniquilen por siempre la memoria documental de las islas y de paso la posibilidad de construir su propia historia. Es preciso recordar en este punto que en el mes de mayo de 1964 un inexplicable y voraz incendio destruyó el Palacio Intendencial, y con él una buena cantidad de los documentos históricos que hubieran podido ayudar a reconstruir la historia del archipiélago. Este hecho ha resultado ser un obstáculo para la elaboración de la historia de las islas, en especial de la época de la intendencia. Félix Díaz Granados, en su libro Monografía del Archipiélago de San Andrés8 (1978) explica el caos que se vivió en la isla luego de este suceso, y enfatiza en la importancia de empezar a escribir la historia de las islas por el temor de que un hecho de esta 7 Eastman, J. (1987). Ponencia: “Sobre historia y el archipiélago de San Andrés y Providencia”. En IV Congreso de Antropología. Popayán, octubre 8 al 12 de 1987. (1988). “Memoria de un visitante aproximación al Archipiélago de San Andrés y Providencia a fines de 1913.” En Boletín Historia Bogotá- v. 5 N° 9-10 Enero-Diciembre. (1990). El Archipiélago de San Andrés y providencia, 1886-1930: Sociedad, integración y conflicto en el proceso de la “Colombianización”. VII Congreso de Historia de Colombia. Universidad del Cauca, Popayán, noviembre 19 a 23 de 1990. (1992). “Creación de la Intendencia de San Andrés y Providencia. La cuestión nacional en sus primeros años.” En Credencial Historia. San Andrés y Providencia. Edición núm. 36. Diciembre. 8 Díaz Granados, Félix. Monografía del archipiélago de San Andrés. Bogotá: Ediciones Medio Pliego, 1978. Administ p1-65 ener12.indd 13 18/01/11 20:41 Johannie James Cruz 14 Raúl Román Romero magnitud volviera a suceder y que con él, se lleve todos los antecedentes de una historia sin contar: Por tal vez cien años se fueron acumulando en los cuarenta locales de esa casa [el Palacio Intendencial] los archivos correspondientes a la intendencia, la secretaría de gobierno, la de Hacienda, la de educación, la aduana, el tráfico, la policía, juzgados, notaría y oficina de registro, a pesar de haber determinación precisa para que estas dos oficinas nunca funcionen en la misma casa; el catastro, pagaduría y otras tantas dependencias, cada una con toneladas de papeles que iban amontonando en legajos amarrados con cuerdas en cada uno de los cuatro rincones de la oficina y en estantes desvencijados que no resistían ni un telegrama más. Allí estaba la historia del Archipiélago desde Jesucristo hasta nuestros días. Después del incendio no quedó nadie casado porque habían desaparecido los comprobantes respectivos, nadie era propietario de su casa o lote porque las escrituras habían volado en cenizas por los tejados, nadie era ciudadano porque los kardex de identificación desaparecieron en llamas, hubo que desocupar las cárceles por falta de denuncio o pruebas; los carros quedaron sin propietarios por falta de documentos. Deudores y acreedores quedaron en blanco por desaparición de comprobantes. El registro civil no tenía ni un solo registrado. Quedó el Archipiélago como el día anterior al de la creación y en estado de inventar todo, inclusive a los ciudadanos, conseguirles padres e hijos, y todo el ambiente daba la sensación de un limbo en el que deambulaban seres anónimos. (Díaz Granados, pp. 83-84). Por lo anterior, reiteramos que esta publicación cumple un doble objetivo, el de aportar nuevas luces sobre algunos hechos acontecidos en las islas y el de preservar documentos valiosos para seguir interpretando ese pasado del que poco conocemos. Esta edición está compuesta por dos partes, una integrada por dos capítulos y la segunda por una compilación de documentos de 1926 y 1927. En el primer capítulo se analizan las conflictivas relaciones entre los funcionarios enviados por el Gobierno central desde la región andina y los habitantes de las islas por el manejo de los asuntos públicos, y en el segundo se analizan las condiciones económicas del archipiélago y su desarrollo en el marco de la administración intendencial en 1927, así mismo se evalúan las principales implicaciones de la aplicación de la Ley 52 de 1912, conocida como Ley Orgánica de la Intendencia. A estos dos capítulos se anexan dos informes del intendente Jorge Tadeo Lozano en 1927 y los anexos concernientes a estos informes. También incluimos correspondencia, informes y documentos referidos a un escándalo por el desfalco que se hizo a la administración de hacienda de la intendencia. Estos documentos ofrecen una gran información para entender el pasado de las islas, las dificultades en los procesos administrativos, las relaciones entre el centro del país y los habitantes del archipiélago y al mismo tiempo los planes para el progreso y desarrollo de esta zona del país.Ítem La travesia economica del poder: una mirada a la historia de San Andres(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-14) James Cruz, Johannie LucíaEl desarrollo del turismo, especialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, se ha caracterizado por un espectacular crecimiento y dinamismo global, una continua expansión geográfica y una significativa contribución a la balanza de pagos de muchos países. Es por esto que muchos países de bajos ingresos han visto en esta actividad una importante alternativa de desarrollo económico. Entre 1995 y 2013, el número de viajes internacionales a nivel mundial pasó de 534 millones a más de 1.00 millones. Es decir, en menos de 20 años el turismo mundial se ha incrementado en más del doble. Después de los combustibles, los productos químicos y alimentarios y la industria automotriz, el turismo es el mayor negocio a escala internacional, pues según la OMT representa el 30% de las exportaciones mundiales de servicios y generó recursos por 1,075 billones de dólares de los EE.UU en 2012 (OMT, 2013)1. Entre los países de América Latina, México es el principal receptor, con más de 23 millones de llegadas de turistas internacionales en 2012, lo que le supuso ingresos a la economía mexicana por cerca 10.500 millones de dólares aproximadamente. 1 Los ingresos por turismo internacional crecieron un 4% en 2012. Comunicado de prensa mayo 2013. http://media.unwto.org/es/press-release/2013-05-15/los-ingresos-por-turismo-internacional-crecieron-un-4-en-2012 16 Johannie Lucía James Cruz Figura 1. Llegada de turistas internacionales en el mundo (1995-2013) Fuente: Elaboración propia con base en “El turismo internacional encarrilado hacia la recuperación después de un 2009 extraordinariamente difícil”. madrid (España), 18 de enero de 2010. Consultado el 25 de mayo de 2010 en http://www.unwto.org/media/news/sp/press_det.php?id=5361 y Kester, J. (2013) International Tourism Results and prospects for 2014. http://dtxtq4w60xqpw. cloudfront.net/sites/all/files/pdf/unwto_fitur_2014_hq_jk_1pp.pdf En Colombia, el turismo es el tercer sector generador de divisas, después del petróleo y el carbón, y por encima de productos tradicionales como café, flores y banano. Entre 2001 y 2012 el número de pasajeros extranjeros que visitó el país ascendió de 790.000 a más de un millón seiscientos mil respectivamente. Es decir, en menos de diez años las visitas de extranjero al país aumentaron en más del doble. Se estima que 1´490.000 colombianos estuvieron empleados directa o indirectamente en el sector en 2011 y se generaron divisas que ascienden a US $3.082 millones de dólares. El Caribe colombiano es la región líder en turismo en el país, pues allí se ubican tres de los principales destinos visitados por turistas nacionales y extranjeros: Cartagena, Santa Marta y San Andrés. Según la Asociación Hotelera de Colombia (Cotelco 2008), la isla de San Andrés es considerada el quinto destino predilecto de los extranjeros que visitan Colombia. Declarado por la Unesco reserva mundial de la biosfera en 2000, el Archipiélago recibe mas de 500.000 turistas al año y presenta una tasa de crecimiento anual superior al promedio nacional. Pero, paradójicamente, el 66,9 % de los isleños enfrenta altos niveles de pobreza y un gran porcentaje de la población recibe ingresos muy bajos. LA TRAVESÍA ECONÓMICA DEL PODER: una mirada a la historia de San Andrés 17 Figura 2. Llegada de turistas internacionales a Colombia (2004-2012) Fuente: Proexport Colombia. informe turismo extranjero en Colombia. Cifras 2012. http://www.colombiatrade. com.co/sites/default/files/informe_proexport_turismo_extranjero_en_colombia_a_diciembre_ 2012_final.pdf consultado el 25 de enero de 2014. La presente investigación pretende realizar una descripción crítica de los modelos de desarrollo económico implementados en el Archipiélago a partir de la segunda mitad del siglo XIX y Evaluar el papel del Estado en la construcción del desarrollo económico y social del archipiélago a lo largo de la historia. Este texto se basó principalmente en la compilación documental de fuentes primarias y secundarias de información que permitieran la reconstrucción de la historia económica de la isla de San Andrés desde mediados del siglo XIX hasta la primera década del siglo XXI. Historia que ha sido contada por periodos específicos de tiempo y que en esta oportunidad se intenta integrar temporalmente. Se trata de una investigación financiada por la Universidad Nacional de Colombia, en el marco de la Convocatoria de Investigación Sede Caribe 2010-2012, Modalidad 1: Apoyo a través de Proyectos a Docentes Investigadores de la Sede Caribe. El proyecto lleva por título Caracterización socioespacial del territorio en la isla de San Andrés. También fue de mucha utilidad para los propósitos de esta investigación, la revisión de la compilación de noticias que el periódico el Tiempo publicó en torno al Archipiélago de San Andrés, Providencia Y Santa Catalina, entre 1950-2002. Dicha actividad se realizó en el marco del desarrollo del componente “Problemática Socioeconómica” liderado por los profesores Luis Alberto Restrepo y Socorro 18 Johannie Lucía James Cruz Ramírez en el Proyecto de investigación “Procesos, Crisis y convivencia en un territorio Insular. Situación actual y perspectivas: El caso de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Desarrollado en 2000 y financiado por la Universidad Nacional de Colombia. El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en la actualidad El Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, situado a más de 700 km al noroeste de la costa continental de Colombia sobre el mar Caribe, constituye una extensión terrestre de 52,5 km2 y 349 000 km2 de mar territorial aproximadamente. Lo integran las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; los islotes Bolívar y Albuquerque, los cayos Cotton, Haynes, Johnny, Roncador, Serrana, Serranilla, Quitasueño, Rocky y Cangrejo, y los bancos Alicia y Bajo Nuevo, entre otros. Solo las tres primeras islas están permanente habitadas. Figura 3. Ubicación geográfica del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina Fuente: Plan Maestro de Turismo para la Reserva de la Biosfera Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. LA TRAVESÍA ECONÓMICA DEL PODER: una mirada a la historia de San Andrés 19 El Archipiélago aportó el 0,1 % del PIB nacional de 2012 y es, de lejos, el departamento colombiano más dependiente del turismo (Aguilera, et.al.; 2006) (figura 2). Mientras en los otros departamentos del país la participación del sector Hotelería y Restaurantes dentro del PIB no sobrepasa el 10 %, en el archipiélago esta proporción es superior al 20 %. En 2010, el PIB del archipiélago era de $806.000 millones de pesos, de los cuales las actividades asociadas al turismo representaban el 40% (Comercio, Hotelería y Restaurantes). Las islas son visitadas anualmente por más de 600.000 turistas, el 18 % de ellos extranjeros. En 2012 el archipiélago no solo reportó la más alta ocupación hotelera del país, (63,3%) superando a Cartagena y Santa Marta, (ICER 2012) sino que además recibió más de 629.000 turistas. San Andrés es considerado el quinto destino predilecto de los extranjeros que visitan el país y sus visitas se han incrementado en un 14% entre 2011 y 2012 (Tabla 1). Este es un aumento considerablemente superior a la media mundial de largo plazo estimada por la Organización Mundial del Turismo (OMT): 4,1 %. Lo que evidencia el gran dinamismo de esta actividad económica. Figura 4. Participación porcentual del sector Servicios de Hotelería y Restaurantes dentro de los PIB departamentales, a precios corrientes, 2010 Fuente: elaboración propia con base en cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas de Colombia (Dane, www.dane.gov.co) 20 Johannie Lucía James Cruz Tabla 1. Llegada de turistas al Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (2000-2012) AÑO NACIONALES VAR % EXTRANJEROS VAR % TOTAL 2000 320 570 20 683 341 253 2001 286 859 -10,5 24 099 16,52 310 958 -8,88 2002 323 286 12,70 20 364 -15,5 343 650 10,51 2003 334 286 3,40 33 273 63,39 367 559 6,96 2004 317 427 -5 47 262 42,04 364 689 -0,78 2005 268 959 -15,3 74 138 56,87 343 097 -5,92 2006 292 741 8,80 84 878 14,49 377 619 10,06 2007 305 402 4,3 82 050 -3,33 387 452 2,6 2008 307 557 0,7 81 944 -0,13 389 501 0,53 2009 329 837 7,2 81 489 -0,56 411 326 5,6 2010 394 719 19,67 81 715 0,28 476 434 15,83 2011 453 387 14,86 75 770 -7,28 529 157 11,07 2012 542 696 14,00 86 376 2,56 629 072 18,88 Fuente: Secretaría de Turismo Departamental. Elaboración de la autora Figura 5. Evolución histórica de la población del Archipiélago, 1951-2005 Fuente: elaboración propia con base en cifras del Dane (www.dane.gov.co) LA TRAVESÍA ECONÓMICA DEL PODER: una mirada a la historia de San Andrés 21 Sumado a esto, las cifras del Dane indican que, en general, en el departamento se ha incrementado sustancialmente el porcentaje de población que presenta Necesidades Básicas Insatisfechas, pues ha pasado del 33,31 % en 1993 (inferior al nivel nacional, 35,8 %) al 40,9 % en 2005, muy por encima del nivel nacional (27,7 %). Pero este aumento ha sido particularmente sentido en San Andrés, que pasó, en esos mismos años, de un 34,04 % de población con NBI a un 42,45 %. Por el contrario, en Providencia, la población con NBI han disminuido. Estas cifras corroboran no solo el evidente problema social en el departamento, sino también las disparidades intrarregionales. Sin embargo, estas alentadoras cifras no se han traducido en mejoras significativas para la comunidad local. En particular, la isla de San Andrés enfrenta un grave problema de presión humana, pues su población residente —59573 personas— y la industria turística conviven en una superficie de solo 27 km2, lo que la hace la isla más densamente poblada del Caribe: 2206 hab./km2 (Garzón-Ferreira y Díaz 2003). Figura 6. Porcentaje de población con Necesidades Básicas Insatisfechas2 (1993 y 2005) Fuente: elaboración propia con base en cifras del Dane (www.dane.gov.co) 2 La metodología de NBI busca determinar, con ayuda de algunos indicadores simples, si las necesidades básicas de la población se encuentran cubiertas. En este indicador, se considera pobre aquella persona o familia en cuyas condiciones de vida se cumple al menos una de las siguientes características: viviendas inadecuadas, hogares con hacinamiento crítico, viviendas con servicios inadecuados, hogares con alta dependencia económica y hogares con niños en edad escolar que no asisten a la escuela (Dane 2005). 22 Johannie Lucía James Cruz Por otro lado, con una cobertura del 80 % de la población, los datos del Sistema de Identificación de Beneficiarios (Sisbén) indican que entre 2000 y 2008 el porcentaje de población con altos niveles de pobreza (niveles 1 y 2) ha pasado del 40 al 55 %. Es decir, más de la mitad de la población del archipiélago es pobre mientras que la población intermedia y demás ha disminuido del 41 % a tan solo el 25 %. Esto reafirma aún más el preocupante panorama social. Figura 7 y Tabla 2. Distribución de la población del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina por niveles de pobreza3 2000* 2006** 2007** Extrema pobreza (Nivel 1) 9,7 % 16,3 % 17,5 % 18,4 % Pobreza (Nivel 2) 30,2 % 33,1 % 35,2 % 36,7 % Intermedia (Nivel 3) 22,3 % 26,4 % 24,4 % 22,3 % No pobres (Nivel 4, 5,6) 18,4 % 3,9 % 3,7 % 2,9 % COBERTURA TOTAL 80,7 % 79,7 % 80,8 % 80,4 % Fuente: http://www.sisben.gov.co/Informaci%C3%B3n/tabid/48/language/es-ES/Default.aspx * Porcentaje de población según datos del censo de 1999. Población total: 57 324 ** Porcentaje de población según datos del censo de 2005. Población total: 59 573 3 A diferencia del NBI, el Sisbén clasifica las personas en orden ascendente, de mayor a menor pobreza. La clasificación en orden de pobreza permite que efectivamente se haga una focalización, puesto que es posible saber quiénes son los más pobres entre los pobres para entregar subsidios de manera prioritaria. Además, permite determinar diversos “puntos de corte”, según las necesidades de cada uno de los programas sociales. LA TRAVESÍA ECONÓMICA DEL PODER: una mirada a la historia de San Andrés 23 Si bien cerca del 50% de la mano de obra ocupada del Archipiélago se emplea en actividades asociadas al turismo (comercio, restaurantes y hoteles) y el desempleo es inferior al promedio nacional. De los más de 25.000 ocupados con que cuenta el archipiélago, más de 5.000 están subempleados y cerca del 70% de los trabajadores vinculados formalmente recibe ingresos mensuales de menos de 1,5 salarios mínimos DANE (2012). Tan solo un 18% de la población ocupada gana más de dos salarios mínimos. Figura 8. Tasa de desempleo Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (2008-2012)4 Fuente: ICER 2010, 2011, 2012 Por tanto, pese a las entusiastas cifras que refleja el turismo respecto a la generación de ingresos para la población del Departamento, al parecer, el turismo que se ofrece actualmente no está generando procesos de distribución equitativa de los recursos económicos entre la población local. Aunque esta situación no puede atribuirse exclusivamente al turismo, hay que admitir que esta actividad ofrece un potencial de generación de ingresos que puede no estarse aprovechando al máximo. 4 Cabe anotar que la tasa de desempleo en el censo se mide con la pregunta sobre actividad principal en la semana anterior al censo, lo que permite reportar como empleo las actividades informales. 24 Johannie Lucía James Cruz El archipiélago cuenta con particulares recursos naturales que lo hacen propicio para el desarrollo del turismo sostenible. El Caribe colombiano tiene una extensión de 2860 km2 de áreas coralinas, de las cuales el 76,5 % corresponden a las siete áreas oceánicas del archipiélago (Albuquerque, Cayos Courtown, San Andrés, Providencia, Roncador, Serrana y Quitasueño). La barrera arrecifal de la isla de Providencia tiene una longitud de 32 km2, lo que la constituye en la segunda en extensión en el hemisferio occidental, después de la de Belice, y la tercera a nivel mundial. Además, este complejo arrecifal es exclusivo en la región, porque rodea la única isla volcánica elevada del corredor mesoamericano. Las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina enfrentan un compromiso internacional especial en la búsqueda del desarrollo sostenible. Fueron declaradas por la Unesco Reserva Mundial de la Biosfera, el 9 de noviembre de 2000 y están ubicadas en la Zona de Turismo Sustentable del Caribe (ZTSC). En enero de 2005, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial de Colombia estableció 65 000 km2 de su extensión marítima como Área Marina Protegida, y dentro de su territorio se encuentran un parque nacional y dos parques regionales. Todas estas son figuras de conservación ambiental que exigen una responsabilidad adicional con el medio ambiente. La presente investigación pretende ilustrar el proceso mediante el cual San Andrés se consolida como destino turístico importante para el país. Mediante la documentación de su historia económica desde la abolición de la esclavitud, a mediados del siglo XIX, hasta la primera década del siglo XXI.Ítem Regionalizacion y movimiento de mujeres: procesos en el Caribe Colombiano(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-14) Solano Suárez, YusmidiaEste estudio se ha titulado “Regionalización y Movimiento de Mujeres: Procesos en el Caribe Colombiano” porque básicamente se trata de una compilación sobre estos dos procesos en los cuales, es necesario advertirlo desde el comienzo, no están recogidas todas las dimensiones que hacen parte de éstos, ni todos los protagonistas, mucho menos todas las protagonistas, que sin duda son más de las que aquí aparecen. La publicación recoge los resultados de la investigación del mismo nombre realizada entre 1998 y 2000 por Yusmidia Solano Suárez, como investigadora principal y directora, Mónica Durán Scott, como asistente de investigación, y Jaidy Madera Calderón como auxiliar de investigación, integrantes las tres, en ese entonces, del grupo de investigación “Mujer y Género” del Centro Regional de Estudios, Asesorías y Monitoreo –CREAM– que, junto con Colciencias, fueron las entidades que garantizaron su ejecución. La presente versión ha sido revisada para publicación por Yusmidia Solano Suárez, actualmente profesora de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Caribe, institución que ha considerado útil para el trabajo académico que realiza, apoyar la edición de este trabajo, por la pertinencia de los temas que trata con el Plan de Estudios de la Maestría en Estudios del Caribe, y que permiten al mismo tiempo dar sustento a las temáticas de investigación Procesos Sociales, Económicos y Políticos y Mujeres y Relaciones de Género en el Caribe, que maneja la Sede. El estudio de estas dos temáticas hasta ahora ha sido abordado aisladamente por las y los investigadores. Uno de los méritos del trabajo es, precisamente, haber iniciado el análisis simultáneo de los dos fenómenos sociales, identificando el entramado de relaciones en que los dos campos se contactan, con el fin de analizar si la dinámica del proceso de regionalización ha generado la participación y considerado los intereses de las mujeres que hacen parte de este territorio, propiciando el cambio de su situación. La hipótesis de trabajo partía de considerar que no se daban tales transformaciones porque el proceso de regionalización no había considerado estos intereses, aspecto que resultó verificado al comprobar finalmente que, si bien hubo participación de mujeres en calidad de técnicas en el proceso INTRODUCCIÓN 16 de regionalización y de grupos feministas en los últimos eventos del proceso, ello no garantizó su real reconocimiento, ni que se produjeran cambios en la posición social, económica y política de la mayoría de las mujeres de la Región. Para llegar a tales conclusiones se parte de argumentaciones teóricas que, en primer lugar, determinan y profundizan la conceptualización misma de las categorías región, regionalización e identidad regional, para pasar luego a rememorar el inicio del proceso de regionalización del Caribe colombiano en la segunda mitad del siglo XIX, ya documentado por diversos autores, pero no sistematizado en la magnitud en que se alcanza a hacer aquí. Se ha buscado recuperar el significado de la Liga Costeña y el SIPUR, merced a la caracterización de su accionar en sus respectivos contextos y analizar la situación, las discusiones y definiciones en los siete foros del Caribe colombiano realizados entre 1981 y 1998, que fueron tomados como la unidad de análisis que permitió estudiar esta particular forma de manifestación de intereses sociales regionales. Se incluye en la revisión de cada uno de estos escenarios, como procedimiento comparativo, la comprobación de la situación, participación y representación de las mujeres, sus posturas y propuestas. Así mismo, a partir del Cuarto Foro, se hizo seguimiento al tratamiento que se le daba al tema del conflicto armado interno en la Región y se relatan la preparación, los debates, las propuestas y los logros de la Región y las mujeres en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Todo este recorrido, y la sistematización de las diversas caracterizaciones y clasificaciones de tendencias que se han hecho del proceso por parte de diversos autores, permitió avanzar en el análisis de las concepciones que se presentan detrás del discurso regional y las posturas que subyacen en la práctica de los actores y protagonistas involucrados, para terminar proponiendo una definición del tipo de regionalismo que se ha dado, una temporización en cuatro ciclos del proceso, así como una reclasificación de las corrientes que se han expresado en este caso. Las características que ha tenido la regionalización como el medio a través del cual se pretende construir Región, en este caso de manera elitizada, llevó a establecer que el regionalismo que ha predominado en el Caribe colombiano es un Regionalismo Diletante. Se muestra que la participación de las mujeres en los procesos de construcción de la Región se dio desde siempre, porque ellas fueron protagonistas de los procesos adaptativos y de poblamiento de las primeras comunidades al igual que en todo el devenir histórico subsiguiente, en el cual las herencias que se 17 INTRODUCCIÓN conjugaron de indígenas, europeos y africanos propiciaron una particular forma de expresión del patriarcado en la Región — “la matrona” y “el machista empollerao”— pero también el comportamiento decidido y valeroso de las mujeres en las luchas sociales que ha llevado a denominarlas “mujeres bravas”, o “mujeres de perrenque”. Después se expone la participación de mujeres en los primeros intentos autonomistas de la Costa en el siglo XIX, en la Liga costeña, el SIPUR y en todos los Foros, desde el Primero hasta el Quinto sin que se llegara a tratar el tema de sus intereses específicos, los cuales solo llegaron a exponerse en el Sexto y el Séptimo foros, por iniciativa de la Red de Mujeres de la Región Caribe. La metodología utilizada en la investigación está determinada por la combinación del diseño teórico con el de campo, lo cual implicó la realización de labores en terreno para recolectar información primaria así como la utilización de fuentes secundarias para llegar a probar la hipótesis de trabajo y documentar los análisis y las discusiones teóricas sobre el objeto de estudio que cubre el área del Caribe colombiano con sus ocho departamentos. En cuanto a las técnicas de recolección de información, también se combinaron las de tipo cualitativo —como las entrevistas a grupos focales para recoger la visión de las organizaciones de mujeres de la Costa con quienes se indagó su historia y se recogió lo relacionado con la participación, visión y propuestas que ellas manejan alrededor del proceso de regionalización y el de construcción de su propio movimiento hacia el empoderamiento— con las de tipo cuantitativo —como las encuestas aplicadas a veinte personajes que han participado y/o protagonizado los Foros del Caribe colombiano—. De estos dos universos se utilizaron dos tipos de muestreo: para las organizaciones de mujeres se llevó a cabo un muestreo intencional, y para los personajes un muestreo probabilístico del tipo estratificado proporcional, con el subsecuente procesamiento estadístico. La importancia de la investigación que dio origen a este libro radica en los hallazgos que obtuvo y en su contribución a la producción de conocimiento sobre los procesos sociales y políticos involucrados en la regionalización para llegar a establecer el estado del arte del debate regional, a través de la documentación y el análisis de los intereses que se mueven en el trasfondo del proceso, pero además propició el autorreconocimiento e interlocución con las y los protagonistas de la lucha regional y del movimiento social de mujeres, aspecto que permitió establecer que la construcción de la Región se hace desde los procesos cotidianos de la vida, en los que los hombres y las mujeres construyen o reconstruyen el tejido social por medio de sus procesos organizativos. De otra parte se logró identificar que la regionalización y el movimiento social de mujeres son dos procesos distintos, paralelos, que solamente INTRODUCCIÓN 18 confluyeron en el Sexto y Séptimo foros del Caribe y esto fue posible gracias a la iniciativa de las mujeres; ellas han participado fundamentalmente en el proceso local de construir la Región y a partir de la conformación de la Red Regional de Mujeres se intenta regionalizar el movimiento social y es desde entonces cuando entran a participar representando sus propios intereses en el proceso de regionalización existente. Las reflexiones finales del libro dan cuenta de una sistematización de todo el proceso y es la parte donde se proponen los ciclos y corrientes que se han presentado en el proceso regional, señalan las limitaciones e intereses que han prevalecido y muestran las perspectivas posibles en el futuro, a manera de sugerencias sobre el quehacer, respecto al proceso de regionalización y al movimiento social de mujeres, desde una postura comprometida con un mejor devenir para ambos.Ítem Protocolo guia de atencion al raizal en casa de justicia de San Andres(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-14) Solano Suárez, Yusmidia; García Taylor, Sally Ann; Polania, Maria fernandaLas comunidades étnicas de Colombia han ganado terreno en la escala del reconocimiento e inclusión tanto en los proyectos de conformación de la nación así como en las políticas de Estado. El espíritu de la Constitución Política no solamente reconoce la libertad de credo y la pluralidad de pensamiento, sino que también acoge y valora la multiplicidad de las herencias y de las procedencias. Los indígenas, los afrocolombianos, los raizales, y el pueblo rom, de modo reciente, han logrado visibilizarse ante el Estado y entre ellos mismos, como partes enriquecedoras de una Colombia diversa en lo étnico y en lo cultural. Pensar en la inclusión del componente étnico en las políticas públicas, en los planes de desarrollo y en los diferentes instrumentos de planificación nacional, no debe interpretarse como un acto meramente arbitrario de parte del Estado en su pretensión de vigilar por la protección y garantía de los derechos colectivos de ciertas minorías, ello también responde a todo un proceso de lucha o de afirmación positiva de los pueblos descolonizados y de las minorías étnicas en la arena internacional y multilateral, con el propósito de comprometer a los gobiernos de sus países en la tarea de generar iniciativas y mecanismos que cristalicen el reconocimiento, el respeto y la valoraci ón de los aportes de otras culturas con respecto a una mayoría dominante de cada país. Igualmente, estas dinámicas propiciaron toda una escalada organizativa de los pueblos y comunidades para que mediante políticas y legislaciones especiales se protegieran sus derechos y así se repararan los daños causados en el pasado. El Ministerio del Interior y Justicia a través de la Dirección del Programa Nacional de Casas de Justicia ha mostrado su interés por Presentació n Foto: Megric Alejandra Zabala 6 PROTOCOLO GUÍA DE ATENCIÓN AL RAIZAL EN CASA DE JUSTICIA SAN ANDRÉS fortalecer e impulsar el desarrollo de la justicia local, como una propuesta para lograr una justicia más cercana al ciudadano y a las comunidades, en la medida en que favorece su participación en la búsqueda de alternativas ágiles y eficaces para la mediación y la conciliación de sus problemas. La idea de involucrar el componente étnico en esta dinámica, y en especial a la comunidad raizal en Casa de Justicia, ha estado fundada en generar procesos de acercamiento para reconocer los aportes que la cultura nativa ha hecho en materia de resolución pacífica de sus controversias. Por esta razón, mas allá de ofrecer una �serie de pasos� o �una guía metódica procedimental de atención al usuario raizal�, lo que se busca es una valoraci ón de los métodos y prácticas tradicionales de los nativos que les han permitido convivir pacíficamente en medio de las condiciones interculturales del territorio insular. En este orden de ideas, el propósito del siguiente protocolo o manual de atención del usuario raizal que asiste a Casa de Justicia es doble: por un lado, ofrece las herramientas de análisis de la situación actual de los nativos en el Archipiélago a partir del estudio de algunos eventos históricos, los principales aspectos de su cultura y la forma en que conciben y entienden los conflictos y sus visiones con respecto a la forma de resolverlos. Y por otro, es la contribución desde la comunidad y de la academia para coadyuvar en la ruptura de las barreras y prevenciones culturales tanto de los funcionarios como de los raizales mismos y así viabilizar un mejor acceso de las comunidades a la justicia no formal y comunitaria.Ítem Ensayos sobre mujeres y relaciones de genero en el Caribe(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-14) Solano Suarez, Yusmidia; De la rosa Solano, Laura; Padilla Diaz, Katia SilvanaDescubrir la Historia de las Mujeres es fascinante. Una historia en la que aparecen los sucesos cotidianos de la vida es edificante. Por supuesto, no todo es bello, color de rosa, ni está centrado en las historias románticas de princesas encantadas y príncipes sapos como lo han hecho la Historia y la Literatura tradicionales. Pero sí lo es cuando se trata de recrear lo grandioso de lo cotidiano, como la inconmensurable capacidad creativa de las mujeres forjadoras de la cerámica que permitió cocinar los alimentos, guardar líquidos, fermentar comestibles, enterrar tesoros y realizar rituales, aspectos que conllevaron a dar un salto gigante en la construcción de sociedades con mayor bienestar en los lugares donde ello fue posible. Es también la historia del amor, de las familias, de la lucha por la sobrevivencia en medio de las adversidades ambientales y sociales. Son los días dedicados a garantizar la continuidad de una vida, de una familia, de una comunidad y, sobre la base de lo que hacen juntas todas las mujeres, de toda la especie humana. Cosa distinta fue la sobrevivencia que garantizaron los hombres –muchas veces a través de las guerras- que implicaba en gran medida acabar con la vida de muchos otros. ¿Hubiera podido la especie humana sobrevivir sin guerras, sin los hechos violentos que protagonizaron fundamentalmente los hombres y que se enaltecen en la Historia convencional? Es una posibilidad que cae en el terreno de la especulación, pero en todo caso la parte de la Historia de la humanidad que no se ha contado suficientemente son los esfuerzos, la experiencia y la sabiduría de las mujeres en casi todas las culturas puestos al servicio de garantizar la vida y recrearla. Por supuesto, los hechos de la guerra han tenido incidencia sobre la vida de las mujeres y en muchos casos determinaron su cotidianidad. Sin embargo, ellas no estaban dedicadas prioritariamente a la guerra y aunque participaron activamente en algunas batallas, la mayoría siempre ha trabajado en actividades de mantenimiento o lo que es lo mismo, de reproducción biológica y social de la especie que han sido fundamentales y necesarias. Esta situación llevó a que en sociedades competitivas y guerreras las mujeres terminaran alejadas de la toma de decisiones y del manejo del poder, impedidas en últimas de determinar los rumbos de las sociedades en las que estaban insertas. Pero en ninguna época han sido pasivas. Ahora sabemos que la imagen de las mujeres que hacen exclusivamente oficios domésticos y se dedican a esperar tranquilamente a que los maridos lleguen a sus casas, o la de la dulce mujercita “reposo del guerrero”, es pura ficción en la mayoría de los casos. Desmentirlo ha sido posible gracias a los aportes que las académicas feministas, historiadoras principalmente, pero también de otras disciplinas, han hecho a la Historia de las Mujeres a través de la reconstrucción de las experiencias de las mujeres, aspecto este que constituye una parte de la historia de la humanidad que los historiadores nos adeudaban hasta ahora. Otro gran aporte feminista es la construcción de la Historia del Género, que se propone mostrar que la negociación por el poder entre las personas siempre ha estado presente en todas las sociedades por muy sencilla o compleja que sea su estructura. Así se evidencia en comunidades de subsistencia y en las complejas redes de jerarquías de las metrópolis actuales. Se trata de indagar la manera como se relacionaban las mujeres y los hombres e identificar cuáles eran las funciones que se les asignaban a unas y otros en cada momento, de lo cual ha resultado una variedad de posibilidades que desmiente la visión homogeneizadora de mujeres y hombres haciendo siempre lo mismo en todas las épocas y con el mismo nivel de desigualdad con el que convivimos actualmente. Con este amplio horizonte de búsqueda, reconstrucción y afianzamiento de la Historia de las Mujeres y de Género como referencia, esta publicación se orienta a presentar los avances que hemos realizado sobre el estado de la cuestión de la historiografía feminista a escala internacional, especialmente a nivel del Caribe y particularmente del Caribe insular y continental colombiano. Resalta la importancia de la Historia de las Mujeres y de Género en el mundo y está enmarcada en la decisión de contribuir a escribir nuestra propia Historia, para lo cual era necesario empezar por establecer el origen y los principales debates alrededor de ella en algunos de los países donde más desarrollo han tenido, pero también mostrar los propios y significantes avances en la reconstrucción de la Historia de las Mujeres y de las relaciones de género en nuestro contexto, reflejadas en los trabajos de la línea de investigación “Estudios sobre Mujeres y Género” del Grupo Estado y Sociedad del Caribe (GES), del Instituto de Estudios Caribeños de la Sede Caribe. Tenemos entonces que los ensayos que conforman este libro son producto de cuatro investigaciones y un proyecto de consolidación del GES, dos de las cuales son compilaciones documentales y dos incluyen trabajo de campo de los diversos equipos que se han conformado para desarrollar esa línea de trabajo del Grupo. La primera investigación, denominada Relaciones de Género en el Caribe. El caso de Providencia y Santa Catalina islas, fue formulada a principios de 2008 por Yusmidia, como requisito parcial para ingresar al Doctorado Interuniversitario Andaluz en Estudios de las Mujeres y de Género, programa conjunto de las universidades de Sevilla, Málaga y Granada (España). Posteriormente este proyecto fue presentado a la convocatoria de investigación de 2008 de la sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia y resultó seleccionado para ser financiado. Su ejecución fue garantizada durante los años de 2008 y 2009 por un equipo de trabajo integrado por Katia Padilla Díaz, Laura de la Rosa Solano y Luz Viana Christopher Britton como investigadoras asistentes y Yusmidia Solano Suárez como investigadora principal y directora. Como productos de esa investigación presentamos los ensayos de los capítulos 2 y 4. La segunda investigación, llamada La situación de las mujeres y las relaciones de género en la conformación de las sociedades amerindias coloniales. Caso subregión del Sinú (Caribe continental colombiano), fue realizada por el equipo conformado por Yusmidia Solano Suárez como directora e investigadora principal, Silvia Elena Torres y Alejandra Coy Coy como investigadoras asistentes. Como uno de sus resultados, presentamos el ensayo del capítulo 5, sobre el cual volveremos más adelante. El capítulo 3, hace parte de los resultados del proyecto “Consolidar la incidencia del Grupo Estado y Sociedad en el Gran Caribe y en el Caribe continental e insular colombiano (2010-2012)”, que se propuso contribuir con la difusión de la producción del grupo de manera que su incidencia sea socialmente útil. El primer capítulo, Introducción a la Historia de las Mujeres y del Género en el contexto Internacional, de Yusmidia Solano Suárez, es una reelaboración del apartado correspondiente a la fundamentación teórica de la tesina titulada Mujeres y Relaciones de Género en ‘Las travesuras del Cangrejo’ (Crab Antics) de Peter Wilson, presentada por la autora en 2010 para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados en el marco del Doctorado ya mencionado. En el discurrir del texto se explica qué se entiende por Historia de las Mujeres y de Género y se describen las condiciones y circunstancias que le dieron origen. También se esbozan los principales debates sobre los contenidos que debe desarrollar, las corrientes a su interior, las etapas de su evolución y las innovaciones que se hacen en términos metodológicos. En fin, se tratan sus discusiones, sus avances y su trascendencia, conscientes sin embargo de que sus artífices deben seguir dando batallas por su pleno reconocimiento en los espacios académicos. El segundo capítulo corresponde al ensayo Mujeres y relaciones de género en los Estudios del Caribe, de Laura de la Rosa Solano, que hace un recorrido por la producción referida a las mujeres y a las relaciones de género en los Estudios del Caribe a través del despliegue de un panorama de los tópicos que mayormente han abordado las ciencias sociales y humanas como la antropología, la sociología, la historia y el trabajo social. Esto se hace a partir de una revisión de la literatura producida tanto en inglés como francés que se consideró más representativa y útil para ofrecer una perspectiva general del estado de la cuestión en el Caribe. La autora señala cómo esta temática no ha sido central en los Estudios del Caribe si bien empieza a ganar una paulatina importancia a partir de los años ochenta del siglo XX, y en ellos se destaca la producción de las feministas que introdujeron la perspectiva de género y del poder en los análisis, de manera que se puede asegurar que en el Caribe se produce investigación feminista comprometida. En el tercer capítulo se expone el ensayo, Debates y problemáticas en la historiografía de las mujeres y de género en el Caribe creole-anglófono, también de Yusmidia Solano Suárez, en el cual se trata de establecer cuáles son las cuestiones centrales que aborda la Historia de las Mujeres y de Género que se hace en el Caribe creole anglófono, considerándolas como problemáticas recurrentes y motivo de discusión entre diversas autoras o autores. Inicialmente se introduce la clarificación sobre el Caribe del que se habla para continuar con la evolución de la historiografía feminista anglo caribeña. Enseguida se hace la síntesis de los temas en discusión en la historiografía sobre mujeres y género en el Caribe creole-anglófono, como son: las mujeres indígenas en el Caribe, la diferenciación de género en la esclavitud, la participación de las mujeres en la resistencia contra la esclavitud, la familia negra en el Caribe y las mujeres caribeñas como “cabeza de familia”, para concluir con una recapitulación que toma en consideración los debates en el contexto internacional. En el cuarto capítulo divulgamos el ensayo, Relaciones de género en Providencia y Santa Catalina Islas, Caribe colombiano, de Katia Padilla Díaz, que analiza, de acuerdo a la interpretación de su autora, los resultados del trabajo de campo realizado en 2008 de la investigación Relaciones de género en el Caribe. El caso de Providencia y Santa Catalina Islas, mencionado anteriormente. La recolección de información directa consistió básicamente en la realización de encuestas, entrevistas, grupos focales y la observación participante. De todo ello surgen las reflexiones que se exponen sobre el funcionamiento de la estructura familiar, la distribución de las actividades productivas- reproductivas, el papel de la ideología religiosa, y la manera como se expresan los roles de género en la organización social contados de tal manera que se puede terminar con una aproximación inicial a los cambios y continuidades hallados en las relaciones de género de estas dos islas que funcionan como una misma sociedad. El quinto capítulo corresponde al ensayo Eurocentrismo y sexismo en la historiografía sobre los pueblos originarios de Abya Yala: hallazgos al investigar las relaciones de género en la civilización Zenú, de Yusmidia Solano Suárez, que como ya se dijo, es resultado de la investigación La situación de las mujeres y las relaciones de género en la conformación de las sociedades amerindias coloniales. Caso subregión del Sinú (Caribe continental colombiano). Su contenido busca demostrar cómo siguen existiendo sesgos eurocéntricos y sexistas en la historiografía y en general en los estudios referidos a los pueblos originarios del continente Abya Yala o América. También se exponen las reflexiones que desde las perspectivas feministas e indigenistas vienen haciendo autoras (es) sobre las culturas y relaciones de género de estas civilizaciones. Se presenta de paso una revisión inicial del estado de la cuestión sobre estas temáticas en España y en Colombia. Al mismo tiempo se establecen los avances en la reconstrucción de la historia de la civilización Zenú (Caribe continental Colombiano). El sexto capítulo corresponde al ensayo, Las mujeres de las diásporas caribeñas: el cuidado, el afecto y el sexo como productos de exportación fue escrito mientras se realizaban las dos investigaciones mencionadas y no responde a los interrogantes de las mismas, pero es una investigación documental que se puede considerar un subproducto de estas porque revela reflexiones hechas a partir de algunas de las categorías de análisis usadas en ellas como “trabajo del cuidado” o “actividades de mantenimiento” que están referidas a todas las actividades que son necesarias y se realizan para garantizar la vida en el ámbito doméstico y que hasta hace poco solo tenían valor de uso, pero que cada vez más se mercantilizan como todas las demás actividades en las sociedades capitalistas. Se pretende mostrar en el artículo la manera como las mujeres de las diásporas caribeñas pasan de ejercer su disposición de dar afecto y realizar las actividades domésticas en sus casas, familias y países a realizarlas en los países industrializados a donde llegan, realizando una transferencia neta de amor, cuidados y bienestar que los suyos dejan de percibir para proporcionárselos a otros, a cambio de remesas en efectivo que giran a sus familias y países en cuyas economías estas son fundamentales para por lo menos mantenerse a flote en las turbulencias de la globalización excluyente. Como se observa, nuestra intención es poner a disposición de las personas interesadas los avances de nuestros trabajos que son respuestas parciales a interrogantes que no se responden con una investigación sino que hacen parte del trabajo permanente por entender y explicar de mejor forma el funcionamiento de las sociedades humanas y en este caso, nos motiva grandemente la posibilidad de aproximarnos a las explicaciones que nos permitan comprender, para contribuir a transformar, las relaciones de género en el Caribe colombiano, enmarcadas en un contexto internacional que presagia grandes cambios y avances de la humanidad en la búsqueda permanente de equidad y bienestar para todas las sociedades que la componen.Ítem Cambio sociales y culturales en el Caribe Colombiano: perspectivas criticas de las resistencias(Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2017-12-13) Solano Suarez, Yusmidia; Garcia Taylor, Sally Ann; Del valle Idarraga, Monica Maria; Avella Esquivel, Francisco; Ortiz Roca, Fady; Castellano Santana, Osmani; Lao Montes, Agustin; Guardiola Ibarra, AroldoCon este primer libro iniciamos la colección “20 años del Instituto de Estudios Caribeños y de la Sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia” que comprenderá varios tomos publicados a lo largo de los años 2016 y 2017. Esta colección quiere celebrar con entusiasmo y alegría nuestra presencia en las islas y para ello nada mejor que presentar una muestra de la producción académica que la Universidad Nacional ha garantizado para contribuir a la construcción de comunidad académica caribeña. Como muchas personas recordarán, comenzamos a funcionar inicialmente con el Instituto de Estudios Caribeños (IEC) que fue creado formalmente mediante el Acuerdo 013 del Consejo Superior Universitario (CSU) del 15 de marzo de 1995. A partir de ese momento el rector de la época, Guillermo Páramo, comenzó las negociaciones para garantizar las condiciones que aseguraran una presencia adecuada de la Universidad en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Esto se logró cuando se creó la Sede San Andrés mediante el Acuerdo 006 del 30 de enero de 1997 del CSU, como parte del desarrollo del componente de descentralización de la Universidad Nacional. En el nuevo proceso se designó como director al profesor Santiago Moreno, se inició la construcción del edificio del IEC y se vincularon los primeros docentes por concurso internacional de méritos. Durante muchos años la Sede San Andrés funcionó a través del Instituto como su única Unidad Académica Básica que tenía como propósito estratégico la proyección de la Universidad y del país hacia el Caribe entendido en tres escalas: Gran Caribe1, Caribe continental y Caribe insular colombiano. Las funciones del IEC definidas en su primer momento fueron: 1. Promover, orientar, coordinar y dirigir estudios en las diversas áreas relacionadas con la región Caribe. 2. Colaborar con las diferentes unidades académicas en la incorporación de los estudios caribeños en sus diversas áreas científica, social, cultural, política y económica.3. Prestar servicios investigativos docentes y de extensión a las unidades académicas que lo requieran. 4. Promover proyectos académicos de carácter interdisciplinario, interinstitucional y/o multinacional de la región Caribe. 5. Desarrollar los estudios que se consideren necesarios para la defensa del patrimonio y la identidad culturales de la región. (Acuerdo 13 del CSU de 1995). Las mencionadas funciones debían traducirse en una incorporación de la “dimensión caribe en el proceso de consolidar la nación colombiana a partir de sus regiones y espacios periféricos y sobre la base de una nueva institucionalidad y concepción del Estado” (Acuerdo 13 del CSU de 1995). Las áreas de actuación definidas a partir de esa misión asignada fueron: 1. Salud y medio ambiente 2. Economía y geopolítica del Caribe 3. Cultura y educación 4. Estudios afrocaribeños 5. Gestión pública 6. Ciencia y tecnología apropiada 7. Ciencias del mar 8. Producción de alimentos 9. Asentamientos humanos Con esta orientación se estableció un programa de investigaciones acorde a la capacidad del reducido cuerpo docente frente al cual cada profesor y profesora desplegó sus capacidades de acuerdo a su experiencia. Así se abrieron básicamente dos áreas, la de investigación en Ciencias Biológicas y Ambientales y la de investigación en Ciencias Sociales y Humanas. En razón de la formación académica de la mayoría de los docentes, en principio la parte ambiental y biológica adelantó la mayor parte de las investigaciones. En el año 1999 se creó la Maestría en Estudios del Caribe, que también fue adscrita al IEC, e inició su primera cohorte en el año 2000. En el año 2003 con el fortalecimiento del área de ciencias sociales a cargo de dos profesoras y un profesor se empezaron a desarrollar investigaciones en Estudios del Caribe propiamente dichas. Como resultado, además de las investigaciones a cargo del profesorado se han alcanzado a producir más de 35 tesis de la maestría entre el año 2000 y el 2015.Como una forma de reafirmar el carácter regional de la Sede, integrar las dimensiones continental e insular del Caribe colombiano y ampliar la proyección de Colombia hacia el Gran Caribe, en el Acuerdo No. 026 del 2005 del Consejo Superior Universitario se hace el cambio oficial de nombre pasando de Sede San Andrés a Sede Caribe, si bien al mismo tiempo se remplazaron los Consejos de las Sedes de frontera, por los Comités Académicos Administrativos de las mismas, que de ahí en adelante pasaron a llamarse Sedes de Presencia Nacional. Esto en el fondo significaba someterlas al tutelaje permanente del nivel central a través de la Vicerrectoría General de la Universidad, que pasó a presidir este organismo en cabeza del funcionario/a de turno en ese cargo. A partir de esta reforma la Sede se convirtió en la figura institucional principal y el Instituto de Estudios Caribeños se orientó a desarrollar el currículo de la Maestría de Estudios del Caribe, a editar la Revista Cuadernos del Caribe y a sostener formalmente los dos grupos de investigación que desde 1998 se formaron: Estudios Ambientales del Caribe y Estado y Sociedad del Caribe, a los cuales se agregaría en el año 2005 el grupo Nación, Región y Relaciones Internacionales en el Caribe y América Latina. La producción de estos grupos está expresada en cerca de 40 textos que se han editado en la Sede Caribe, la edición y publicación de 20 números de la Revista Cuadernos del Caribe y un alto número de artículos en revistas nacionales e internacionales. A partir de 2008 se adscribió a la Sede Caribe el Centro (ahora Instituto) de Estudios en Ciencias del Mar, CECIMAR, que funciona en Santa Marta y en el Acuerdo 180 del 24 de febrero de 2015 que definió la nueva estructura interna académico-administrativa de la Sede, se reconoció como otra unidad académica básica el Jardín Botánico que se creó y viene funcionando desde 1998. Actualmente el IEC adelanta un proceso de re-institucionalización que en alguna medida depende de la nueva reglamentación. El proyecto actual del Instituto busca darle un estatus propio dedicado fundamentalmente al desarrollo de las ciencias sociales y ambientales, dentro del marco de los Estudios del Caribe desplegados a través de investigaciones, proyección social y docencia. A partir de considerar estas nuevas condiciones, hemos definido que debemos trabajar para que “hacia el año 2032 el Instituto de Estudios Caribeños (IEC) se haya consolidado como una Unidad Académica Básica con proyección e incidencia local, regional, nacional e internacional, líder en Estudios del Caribe”. Para alcanzar esta meta nos proponemos “promover el trabajo en redes y la transdisciplinariedad en el desarrollo de programas de investigación, formación y extensión propia de las líneas de trabajo como una manera de difundir conocimientos que contribuyan a la comprensión y transformación de la realidad caribeña” (extracto de la visión del Instituto, 2013). 12 Yusmidia Solano Suárez, Editora Consecuente con este enfoque, la misión entonces establece lograr que funcione como “un centro de pensamiento que sea referente a escala internacional en investigaciones, proyección social y posgrados en el campo de los Estudios del Caribe, para lo cual trabaja en problemáticas estratégicas de esta macroregión” (extracto de la misión del Instituto, 2013), para de esta manera contribuir a que la Sede Caribe y en su conjunto la Universidad Nacional de Colombia haga parte de proyectos socio-ambientales que procuran sociedades más justas y equitativas en el Caribe. En la práctica, actualmente hacen parte del Instituto de Estudios Caribeños, además de los tres grupos de investigación antes mencionados, la Revista Cuadernos del Caribe, el Observatorio de Procesos Sociales que funciona con tres salas situacionales de observación (mujeres y géneros, procesos juveniles y procesos étnicos) y el Observatorio del Mercado del Trabajo ORMET-Archipiélago, que funciona a partir de un Acuerdo de Voluntades suscrito con el SENA, el INFOTEP, la gobernación del departamento, el ministerio del trabajo, la cámara de comercio, el Departamento para la Prosperidad Social –DPS– y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD. La Sede Caribe, por su parte, ha realizado importantes aportes a la sociedad isleña en los campos de la investigación, la extensión y la docencia, a través de todas las labores que realizan el Jardín Botánico, el programa especial de admisión y movilidad, PEAMA, y las inmersiones en inglés que se han desarrollado a lo largo de varios años, por mencionar solo las más visibles y sin entrar en detalle de estas y muchas más como las adelantadas por el CECIMAR, localizado en Santa Marta, pero cuyo radio de acción también se extiende al resto del Caribe. Como recuento se puede concluir entonces que la presencia del Instituto y de la Sede Caribe de la Universidad Nacional durante 20 años ha garantizado la formación de la masa crítica necesaria para la existencia de comunidad académica en las islas y en el Caribe colombiano en general. La instalación de estas instituciones en la isla de San Andrés, aunque en principio obedeció a la visión centralista en boga en esa época, de garantizar soberanía allende los mares, en la práctica permitió que un grupo no muy numeroso de profesoras y profesores nos dedicáramos a escudriñar y resaltar los aportes que desde siempre las gentes de estos territorios hemos hecho a la construcción de nuestras propias territorialidades y culturas y de paso a la construcción de Nación. No hemos sido funcionales a las pretensiones de seguir ejerciendo la colonialidad en las islas sino que hemos contribuido a la formación de investigadoras e investigadores críticos que tienen la capacidad de hacer profundas reflexiones sobre su entorno inmediato, pero también situándolos en perspectiva respecto al resto del Caribe y del mundo. Comomuestra de ello nos enorgullecemos de presentar como autores de los artículos de este libro a varias/os egresadas/os de la Maestría en Estudios del Caribe, a académicas/os que han desarrollada estadías académicas en la Sede o han participado en los eventos que hemos organizado a lo largo de estos 20 años de continuo trasegar en las islas. Este primer libro es una especie de balance sobre lo que ocurre con varios aspectos nodales de los estudios del Caribe como son las movilizaciones sociales, las políticas de gobernanza, el devenir de la música como un reflejo de ciertos reacomodos sociales, las perspectivas de la literatura y el accionar del movimiento de mujeres y los feminismos así como la reflexión sobre las autonomías territoriales. De ahí su título Cambios sociales y culturales en el Caribe colombiano: perspectivas críticas de las resistencias que pretende abrir debates, posicionar temas y, en algunos casos, sentar precedentes para construir genealogías de los estados del arte de la producción académica de la región. Al mismo tiempo quisimos que abarcara las tres escalas en las que acostumbramos trabajar y que ya mencionamos antes (Gran Caribe, Caribe insular y Caribe continental colombiano). En orden de aparición en el texto, tenemos en primer lugar el artículo que consideramos referido al Gran Caribe, porque trata de dos países de esta macro-región, escrito por el intelectual caribeño Agustín Laó-Montes, Cimarrón, nación y diáspora. Contrapunteo de estados raciales y movimientos afrodescendientes en Colombia y Cuba, el cual documenta con argumentos de fondo la relación existente entre esclavitud, cimarronaje y abolición. El autor muestra cómo la institución de la esclavitud es un hito central en la constitución y desarrollo de la modernidad capitalista y cómo los legados de la esclavitud transatlántica viven no solo en la memoria colectiva sino también en los componentes culturales y en las condiciones desiguales del tejido social a través del sistema Atlántico y más allá. Caracteriza la esclavitud como un régimen brutal de explotación del trabajo y deshumanización que además instaló mentalidades racistas y prácticas discriminatorias junto con formas de servidumbre que persisten hasta hoy día. Describe el abolicionismo como un movimiento antisistémico complejo compuesto por múltiples aristas desde las resistencias de las esclavizadas, el cimarronaje, y las acciones colectivas de negros libres y mulatos, hasta corrientes anti-esclavistas en la intelligentsia liberal europea. Sustenta cómo el abolicionismo fue pilar para la gestación de formas democráticas, las luchas de clase, la emergencia de los movimientos por la emancipación femenina, el combate del colonialismo y el racismo en el siglo XIX, todo lo cual nos sirve de contextualización histórica y conceptual de los demás artículos que conforman este libro. 14 Yusmidia Solano Suárez, Editora En un aparte del texto Laó-Montes hace una distinción muy útil entre el cimarronaje como hecho histórico entendido como fuga individual de los esclavizados/as y el cimarronaje como práctica decolonial de carácter tanto político como epistémico, de la cual señala, existe una larga tradición crítica afrocaribeña desde Aimé Césaire y Edouard Glissant, hasta Ángel Quintero Rivera, José Luciano Franco y Ana Cairo. Después de la fundamentación conceptual el artículo ofrece, como el propio autor lo señala, “una lectura contrapuntal de políticas raciales en Colombia y Cuba, a través de un diálogo pasado y presente entre el siglo XIX y el momento actual, enfocado en lo político”. Sobre el Caribe insular colombiano presentamos cuatro artículos. El primero de ellos, Dinámicas de las movilizaciones y movimientos en San Andrés isla: entre la acción pasiva y la regulación nacional (1910-2010), de Francisco Avella, Fady Ortiz, Sally Ann García-Taylor y Osmani Castellanos, trata del proceso de movilización en el archipiélago, uno de los lugares más alejados del territorio continental de Colombia, pero también uno de los más activos en la reivindicación de sus derechos desde el siglo XIX. Estudia su trayectoria y la reacción del Estado frente a estos procesos durante el siglo XX por medio de una periodización en función de los movimientos sociales y termina analizando la desmovilización generalizada en pleno siglo XXI, frente al control territorial que las “bandas criminales emergentes” ejercieron por medio de intimidaciones, panfletos y asesinatos ante la mirada impávida de sus dirigentes y la mirada atónita de sus ciudadanos. Las autoras y autores describen con detalle la transición de una paz largamente disfrutada en una pequeña isla de solo 27 km2, mientras el resto de la Colombia continental se debatía en la guerra, y muestran cómo las islas eran la contraparte de la “paradoja colombiana, que supone la permanencia en el tiempo de una importante macro estabilidad económica y política, combinada con elementos de violencia persistente. Violencia en el nivel de la guerra, la delincuencia y la protesta social”. Solo que esto fue así hasta el año 2009, cuando siguió el mismo destino de la Colombia continental, pues estas “bandas” empezaron a manejar las rutas de exportación de drogas. Así, la paradoja empieza a cumplirse, ya que la estabilidad política continúa en medio de la violencia que atemperó, con una de las movilizaciones más importantes del país, la del Movimiento Raizal “en su lucha por la autonomía y la autodeterminación”, sin que el Estado tuviera que intervenir para contrarrestar la protesta, “que atentaba contra la soberanía nacional”. El artículo, Mares, fronteras y violencia: multiculturalismo y seguridad fronteriza en el Archipiélago de San Andrés y Providencia, de Inge Helena Valencia, analiza desde otra perspectiva, pero con temáticas comunes con el primero, los efectos de las Cambios sociales y culturales en el Caribe colombiano: perspectivas críticas de las resistencias 15 políticas impuestas desde el centro andino, sede del gobierno nacional, y la violencia reciente; además explora las tensiones existentes entre las políticas multiculturalistas, y las políticas antinarcóticos implementadas en el archipiélago habitado en su gran mayoría por población afrodescendiente. Razona la autora que mientras el multiculturalismo puede ser entendido como una modalidad de gobierno en razón de la diferencia étnica-cultural, las políticas antinarcóticos securitizan las sociedades donde se implementan y muestra cómo estas situaciones reflejan la necesidad de analizar las contradicciones que emergen entre diferentes formas de gobernanza aplicadas en Colombia: aquellas propias de la multiculturalidad que potencializan formas de autonomía y aquellas propias de la seguridad que contribuyen a securitizar y estigmatizar estas poblaciones. Por su parte, el texto Entre lo viejo y lo nuevo: tradición, reivindicación y turismo en la música contemporánea sanandresana, de Dario Ranocchiari, es una versión editada para este libro de uno de los capítulos de la tesis doctoral del autor. El tema de la tesis es el papel de los diferentes ámbitos músicas practicados en la isla en los procesos activos de negociación de la etnicidad (Ranocchiari, 2013) y aborda la música coral religiosa, la música urbana y la música “típica”. En este artículo se presenta este último ámbito musical sanandresano siguiendo el rastro de tres agrupaciones musicales: el histórico conjunto Bahía Sonora; el Creole Group, el más importante grupo activo durante el período del trabajo de campo; y la agrupación juvenil Red Crab. Como cuarto artículo referido al archipiélago presentamos Perspectivas críticas sobre la literatura en San Andrés Isla / Colombia, de Mónica María del Valle Idárraga. Es una contribución a la cartografía de la producción escrita, con intención literaria, en San Andrés Isla, sobre ella o desde ella. Desde supuestos de la crítica caribeñista, la autora defiende la idea de que tales escritos han de ser leídos desde perspectivas más cercanas a la problemática de la isla, y no desde preceptos generales y tradicionales de la crítica literaria, que no solo los ignoraría sino que podría desactivar sus reclamos en la tensión con Colombia. Se hace un recorrido por escritores, escritoras y textos de crítica hasta el momento. Sobre el Caribe continental hemos seleccionado dos artículos. El primero de ellos Reflexionando desde adentro: periodización de la acción, organización y protagonismos del movimiento de mujeres y los feminismos en el Caribe colombiano (siglos XX y XXI), es de mi autoría y en él hago una periodización del quehacer del movimiento de mujeres y de los feminismos en el Caribe colombiano en su búsqueda de reconocimiento y del ejercicio de los derechos de las mujeres en su diversidad y en resistencia a las políticas neoliberales y a las consecuencias del conflicto armado colombiano. 16 Yusmidia Solano Suárez, Editora En este recuento histórico menciono de paso las elaboraciones documentales y políticas que han aportado las feministas de distintos grupos e instituciones, dirigidas casi siempre a ofrecer soportes teóricos para respaldar las acciones del movimiento. El artículo La autonomía del Caribe colombiano: pasado, presente y perspectivas, de Aroldo Guardiola Ibarra, es una reflexión sobre la búsqueda de la autonomía de la región Caribe en las cuatro décadas anteriores y sus perspectivas de concreción en el presente, a partir de tomar en consideración la diversidad regional y étnica que caracteriza a la nación colombiana y el reconocimiento que de esta realidad sociocultural hace la actual Constitución Política. Así mismo, se asume la existencia inobjetable de la Costa Caribe como una región cultural, con subregiones en su interior. Se presenta además un análisis referido a tres periodos constitucionales anteriores que, en gran medida, están relacionados con el tema planteado: el periodo de la Confederación Granadina; el periodo de los Estados Unidos de Colombia y el periodo de La Regeneración. En su artículo, Guardiola analiza el proceso de regionalización emprendido por diversos actores en las décadas de los años ochenta y noventa de la pasada centuria junto con la dimensión y los alcances de la autonomía regional en el actual ordenamiento constitucional y legal (Ley orgánica de ordenamiento territorial). Se precisa que no se trata hoy de levantar la bandera de la autonomía para propiciar el ensimismamiento y la endogamia cultural, como tampoco se trata de allanar el camino al separatismo de las diversas regiones del país. Lo que se argumenta con énfasis es que el reconocimiento de la diversidad étnica y regional, como realidad multicultural, es fundamental para diseñar políticas, programas y estrategias interculturales para la unidad y la cohesión de la Nación. Estos son pues los artículos que hacen parte de este primer tomo de nuestra colección por los 20 años del IEC y la Sede Caribe. Con el contenido de cada uno y del conjunto del libro esperamos haber introducido el debate sobre algunos de los cambios sociales y culturales acaecidos en el Caribe colombiano durante el siglo XX y lo que va del XXI, sobre los sentidos que han tenido, hacia dónde nos conducen, qué lecciones podemos extraer, en cuáles podemos y debemos seguir incidiendo y cuáles transformaciones nos hace falta documentar y promover. Por la documentación rigurosa de casos que presentamos en las siguientes páginas, podemos confirmar que siempre han existido y se han expresado diversas formas de resistencia por parte de las poblaciones sometidas, explotadas y racializadas por las dinámicas del colonialismo y la colonialidad. Estas resistencias se manifiestan ya sea mediante la creación musical, como argumenta Dario Ranochiari en su artículo, la producción literaria, como sustenta Mónica del Valle en el suyo, mediante el accionar Cambios sociales y culturales en el Caribe colombiano: perspectivas críticas de las resistencias 17 colectivo o la conformación de movimientos por las autonomías territoriales que describen Francisco Avella et al. para el caso del archipiélago y Aroldo Guardiola para el Caribe continental. Las estrategias de resistencia utilizadas por las mujeres son muchas y muy variadas: manejaron la contracultura, la migración, el desafío legal, el sistema de justicia a su favor, se apoyaron en redes de solidaridad familiar y en las relaciones de patronazgo y parentesco durante el período colonial y las luchas de independencia. Más recientemente despliegan la autogestión, buscan formarse, realizan alianzas, crean cooperativas, gestionan movilizaciones e integración comunitaria, fundan barrios, negocian con las autoridades, gestionan escuelas comunitarias y conforman organizaciones y redes de mujeres por su emancipación que parten de reconocer los saberes diversos y la necesidad de articular una praxis colectiva como se describe en mi artículo. La resistencia también se expresa con la existencia del cimarronaje como práctica decolonial en el Caribe, como propone Laó-Montes en el suyo. Todas estas movilizaciones colectivas han logrado conquistar importantes reconocimientos de derechos para los afrodescendientes, indígenas, mujeres, personas LGTBI, trabajadores y trabajadoras del campo y las ciudades. Incluso se ha logrado alguna representación en organismos del Estado, aunque la redistribución de los recursos básicamente ha avanzado poco y la colonialidad del poder, del saber y del ser está vigente en nuestra región. Sigue siendo así porque, entre otras cosas, a muchas de las manifestaciones de resistencia que se reseñan en los artículos se ha respondido por partes de las élites económicas y políticas, desde el proceso de independencia hasta nuestros días, con políticas estatales y privadas de contención, algunas veces con reformas institucionales, muchas veces con represión, prohibiciones y desestabilización y casi siempre utilizando la violencia como se muestra en los artículo de Laó-Montes, Avella et al., Solano y Guardiola. En los últimos tiempos la gran excusa para la militarización de la vida civil es la aplicación de las políticas antinarcóticos que impulsan, financian y aplican los gobiernos de los Estados Unidos con la anuencia de los nuestros, que como lo documenta Inge Valencia en su artículo, “securitizan y estigmatizan a las poblaciones donde se aplican”. Con tales evidencias tenemos que reconocer que es mucho el camino que nos falta recorrer para lograr transformaciones sustanciales en nuestras sociedades, pero por lo expresado en los siguientes escritos, los legados culturales y políticos para hacerlo están a la mano. Ahora: la consolidación y cualificación de los movimientos sociales para enfrentar la magnitud de estas tareas son nuestro desafío.