Economía, globalización y cuidado

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    Trabajadoras y trabajadores migrantes hacia una igualdad de derechos y oportunidades
    (2008) Organización Internacional del Trabajo; Organización Internacional del Trabajo
    Las trabajadoras migrantes tienden a ser empleadas en una gama muy restringida de ocupaciones, entre ellas, el trabajo agrícola manual, las fábricas o las zonas francas de exportación, y, sobre todo, en puestos de trabajo relacionados con los estereotipos alusivos a la función de las mujeres como prestadoras de cuidados, enfermeras, trabajadoras del servicio doméstico y trabajadoras de bajo nivel en la restauración, la hotelería y el mundo del espectáculo. Por la naturaleza misma del trabajo que realizan, las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables cuando son empleadas para trabajar fuera de su país de origen. Pueden verse sometidas a explotación y a malos tratos no sólo por el hecho de trabajar en el extranjero y encontrarse fuera de la jurisdicción de su propio país, sino también porque a menudo ocupan puestos de trabajo escasamente protegidos por la legislación social. Su situación se ve agravada a menudo por la falta de autonomía y la fuerte relación de subordinación típica de los puestos que ocupan. Pueden ser objeto de violencia por razón de género y de abuso sexual, en especial si trabajan en el servicio doméstico o como trabajadoras del sexo.
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    La partería: una perspectiva feminista sobre el cuidado
    (2019-07-22) Villalobos Quevedo, María Silenia; Hernández Bello, Amparo Higinia; Universidad Nacional de Colombia
    El propósito de esta investigación es analizar las prácticas y los saberes de las parteras desde una perspectiva feminista del cuidado. Tomo como referente testimonial y reflexivo los relatos y las experiencias de algunas parteras del centro del país. Las categorías que guían la investigación fueron las de práctica, saber y cuidado que pude enmarcar en una investigación de tipo cualitativo. Opté en lo metodológico por una propuesta narrativa basada en los relatos de vida con enfoque feminista y que contiene, además herramientas de recolección de datos como la entrevista semi-estructurada y la observación participante. Se contó con la participación de tres parteras que ejercen en diferentes municipios del Departamento de Cundinamarca y pude entrecruzar lo narrativo con una especie de acompañamiento al Movimiento Nacional por la Salud Sexual y Reproductiva en Colombia. Entre los hallazgos resultantes del trabajo cabe mencionar: primero, las parteras afirman cada vez más su oficio y su saber; segundo, lo posicionan estratégicamente al hacerlo visible en las agendas de la salud para las mujeres y para sus comunidades; tercero, la partería es un ejercicio anti patriarcal que tiene implicaciones políticas porque devuelve el poder a las parturientas y reivindica la capacidad de la mujer para tomar decisiones autónomas sobre su cuerpo; cuarto, el cuidado desde una perspectiva feminista es un eje central para pensar y analizar las prácticas de cuidado presentes en la partería; finalmente, la relación de las parteras con los sistemas de salud es una relación en doble vía que cualifica los servicios prestados a las parturientas.
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    Mujeres Mayores: Cuidado y proyectos de vida
    (2019-09-16) Rincón Rincón, Carolina Rosa
    La presente investigación busca contribuir al desarrollo de los estudios sobre vejez, género y cuidado, dando cuenta de la forma en que los trabajos de cuidado están presentes a lo largo del curso de vida y se relacionan con la construcción y ejecución de los proyectos vitales de tres mujeres adultas mayores, residentes en la ciudad de Bogotá y pertenecientes a distintos estratos socioeconómicos. Partiendo del estudio sobre la categoría trabajo de cuidado a la luz de la literatura y la teoría feminista, se analizan los relatos de vida de dichas mujeres proponiendo reflexiones sobre la incidencia de los procesos de socialización en la construcción de su identidad de género y la influencia de estos factores en la vejez, haciendo énfasis en los procesos de envejecimiento y en el recrudecimiento de las desigualdades de género durante esta etapa del ciclo vital. Se busca ofrecer una visión de las mujeres adultas mayores como cuidadoras activas, proponiendo repensar el lugar del trabajo de cuidado en las personas mayores y reconociendo el aporte de las mujeres mayores al bienestar y al desarrollo económico de las familias a través de la ejecución de trabajos de cuidado. Palabras clave: Trabajo de cuidado, mujeres adultas mayores, vejez, envejecimiento, proyectos de vida, desigualdades de género.
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    Pobreza Rural en Colombia.
    (SociologiaUniversidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de Sociología, 2006) Jaramillo G., Patricia Stella
    La problemática de la pobreza constituye un desequilibrio social asociado con factores estructurales expresados en la insatisfacción de las necesidades y requerimientos básicos de las personas. Esta compleja situación se relaciona con una variedad de factores y circunstancias que responden a dinámicas históricamente determinadas por características sociales, económicas, políticas y culturales. Un alto porcentaje de la población en situación de pobreza del país habita en el sector rural y las estrategias para solucionar este problema deben considerar las dinámicas propias de la población que reside en este espacio, por esto resulta necesario abordar esta problemática destacando su multidimensionalidad y heterogeneidad, tratando de igual forma de ubicar las propuestas de solución dentro de enfoques que tiendan al desarrollo conjunto de toda la población.
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    Tejedoras por la Memoria de Sonsón: entre cuidados y conocimientos en el quehacer textil de memorias
    (2019-07-19) Beltrán Hernández, Yesica Paola; Pérez Bustos, Tania; Grupo interdisciplinario de Estudios de Género
    Este exercício de pesquisa foi motivado por minhas perguntas ao redor das relações entre as categorias de memórias, gênero y têxtil que no encontro com o Costureiro Tecedoras pela Memória de Sonsón se concretizasse em: cuidado em o têxtil, conhecimento em o têxtil y co-construção de memórias, o que permite evidenciar a complexidade de ditas relações. Na minha aproximação me entrelacei com estas Tecedoras no processo de aprender-fazendo uma etnografia têxtil em 7 visitas 5 dias a duas semanas entre 2017 e 2019, na qual participei aprendizado o têxtil e a etnografia nos espaços de encontro pessoal e coletivo entre nós, o afazer têxtil e as materialidades têxteis que nos acompanharam. Este é um texto-têxtil em que explico como no processo de costurar coletivamente o Costureiro Tecedoras pela Memória de Sonsón problematiza a compreensão binária e hierárquica entre o institucional e o comunitário neste território, pelos lugares de enunciação das mulheres que encarnam estas duas áreas, neste caso como camponesas, cuidadoras, trabalhadoras, vitimadas, uma acadêmica, quase todas adultos maiores e todas Tecedoras. Isso foi possível pela compreensão do lugar do afazer têxtil dessas mulheres, como ator central na construção de memórias em Sonsón, onde este afazer é problematizado como forma de domesticar as mulheres e a separação entre seus processos e resultados. Estou interessada em compreender como os cuidados e os conhecimentos no afazer têxtil das Tecedoras sonsoneñas nos permitem compreender a co-construção entre memórias e gênero, além do contexto de violência sociopolítica.
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    Ensamblar flores y cultivar hogares. Trabajo y género en Colombia [Reseña]
    (Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, 2010) Díaz Barón, Maritza; Friedmann S., Greta
    Bajo las premisas de la trascendencia que tienen las comunidades sociales en la vida de los individuos y de que “los procesos de ganarse la vida están culturalmente moldeados” (Gudeman, 1986, citado en Fridemann, 2008: 29), la autora recorre aspectos de la historia, de las condiciones de la producción de flores y de los ensamblajes para mercado globales, así como rasgos de la cotidianidad de las personas que allí laboran y de sus hogares, de las relaciones de género y de las historias laborales.
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    Mujeres, trabajo y tecnología en tiempos globalizados
    (Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de Estudios sociales. CES, 2004-06) Arango Gaviria, Luz Gabriela
    Como ha sido señalado, el término “globalización” remite de manera confusa a dos tipos de discurso: por una parte, a las diversas y concurrentes descripciones e interpretaciones adelantadas desde las ciencias sociales, las cuales privilegian dimensiones particulares de algunos fenómenos de carácter mundial – económicos, políticos, culturales-; y por otra parte, a una retórica vaga, de corte neoliberal, que exalta a la “globalización” como un proceso necesario, que obedece a “leyes” del desarrollo tecnológico o del progreso económico. En términos generales, la “globalización” hace referencia a un conjunto de cambios de distinto orden que han sufrido las sociedades y la economía mundial durante las cuatro últimas décadas. En primer lugar, la ampliación del mercado mundial y la intensificación de la interdependencia de las economías nacionales, fenómenos económicos que están a su vez asociados con la formación de instituciones de regulación de las relaciones internacionales, en sus diversas dimensiones. El período de la “globalización” está claramente asociado con un incremento de la pobreza y la desigualdad social como tendencia mundial y con la polarización de las sociedades que tienden a excluir a contingentes crecientes de la población. Sin duda, también se generan procesos de integración contradictorios, especialmente en el ámbito de las comunicaciones. Para América Latina, la globalización se asocia con los procesos de apertura económica y de ajuste estructural, exigidos por el FMI a raíz de la crisis de la deuda en la década de los ochenta y por los posteriores esfuerzos de integración de mercados regionales. Significó también la revisión del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, en pro de un modelo de economías de exportación. Las políticas de ajuste estructural se basaron –y lo siguen haciendo- en una reestructuración económica profunda que comprende períodos de austeridad para la gran mayoría de la población, con consecuencias diferenciadas para los trabajadores de acuerdo con su ubicación laboral y sus características sociales en términos de género, etnia, edad; quedando claro que los sectores más pobres pagan los costos más elevados del ajuste. A lo largo de este proceso, la “inserción” de América Latina en la economía mundial ha sido muy desigual según los países y su participación como región en la constitución de formas de regulación internacional ha estado sometida a la política norteamericana. La hegemonía, - actualmente cuestionada- de una ideología “neoliberal”, sirvió para legitimar el desmonte de los estados de bienestar y de las medidas proteccionistas en los países en posiciones dominadas. La deuda externa ha actuado como el gran obstáculo para el desarrollo económico y como excusa para adelantar severos ajustes fiscales con costos sociales incalculables en los países dominados. Si bien en los inicios, el problema de género estaba poco presente en estos debates, en el último lustro se ha escrito considerablemente sobre las dimensiones de género de la globalización, la cual coincide con un incremento sostenido de la participación femenina en el mercado laboral y la industria. Antes de abordar el impacto de la globalización económica sobre el trabajo de las mujeres, presentaré los rasgos principales del modelo de industrialización por sustitución de importaciones que la antecedió y sus consecuencias en la división sexual del trabajo. El modelo de desarrollo para América Latina con base en la industrialización por sustitución de importaciones ha sido asimilado en algunos aspectos al llamado “fordismo”, en la medida en que comparten algunos supuestos, de los cuales solo mencionaré aquellos que tienen especial incidencia en las relaciones de género: un modelo de producción masiva dirigida al mercado interno en grandes unidades productivas y con una organización del trabajo basada en los principios tayloristas de división y especialización del trabajo; un Estado de bienestar con un sistema de seguridad social orientado a socializar los costos de reproducción de la fuerza de trabajo en materia de salud, educación, capacitación y retiro; relaciones laborales basadas en grandes convenciones colectivas y en la sindicalización de amplios contingentes de trabajadores. Es indudable que este modelo logró desarrollos muy desiguales en los distintos países latinoamericanos y aún en aquellos en que conoció su máxima realización como Argentina, Brasil o México, siempre quedaron excluidos de sus beneficios porcentajes muy elevados de la población.
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    Gender and Migration: Supporting Resources Collection
    (Institute of Development Studies, 2005-09) Bridge, Jolly Susie
    La migración tiene impactos potencialmente positivos o negativos en la igualdad de género y el desarrollo. Esta colección cuenta con una gama de materiales que exploran las conexiones entre migración, género y desarrollo, y qué se puede hacer para mitigar los riesgos de la migración y fomentar sus efectos positivos.
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    Gender and Migration: Overview Report
    (Institute of Development Studies, 2005) Jolly, Susie; Reeves, Hazel; Piper, Nicola
    Abstract. Over the past four decades total numbers of international migrants have more than doubled but the percentage of the world population migrating has remained fairly constant. There are now 175 million international migrants worldwide or approximately 3.5 per cent of the global population – about half of whom are women, despite the common misconception that men are the migrants. This Overview Report on Gender and Migration takes a broad approach to migration – it looks at the gender dynamics of both international and the lesser-researched internal migration and the interconnections between the two. People may choose to migrate, or have no choice, or the decision may fall somewhere on the continuum between the two. This report therefore covers both forced and voluntary migration, including covering economic and other voluntary migrants, refugees and internally displaced persons and trafficked people. These migrants in turn come through regular (conforming to legal requirements) or irregular channels. Gendered movements: causes and impacts. Individuals may migrate out of desire for a better life, or to escape poverty, political persecution, or social or family pressures. There are often a combination of factors, which may play out differently for women and men. Gender roles, relations and inequalities affect who migrates and why, how the decision is made, the impacts on migrants themselves, on sending areas and on receiving areas. Experience shows that migration can provide new opportunities to improve women’s lives and change oppressive gender relations – even displacement as a result of conflict can lead to shifts in gendered roles and responsibilities to women’s benefit. However, migration can also entrench traditional roles and inequalities and expose women to new vulnerabilities as the result of precarious legal status, exclusion and isolation. Migration can provide a vital source of income for migrant women and their families, and earn them greater autonomy, self-confidence and social status. At the same time, women migrants, especially if they are irregular migrants, can face stigma and discrimination at every stage of the migration cycle. Before departure, women can be faced with gender-biased procedures and corrupt agents. In fact, gender discrimination, poverty and violence, can provide the impetus for women to migrate or enable women to be trafficked in the first place. During transit and at their destination women can be faced with verbal, physical and sexual abuse, poor housing and encampments, sex-segregated labour markets, low wages, long working hours, insecure contracts and precarious legal status. And upon return to the source country they may be faced with broken families, illness and poverty. Gender and migration in the development context. Although migration is only now emerging as a development issue, migration may lead to development in receiving communities through the contribution of labour and skills. On the other hand, remittances and diaspora investment can provide much-needed economic support to sending communities. However the labour and skills that are brought in – and in turn who benefits – depend on sex-1 segregated labour markets and gendered migration policies which provide differential opportunities for women and men. Sometimes immigration policies push “unskilled” women workers into irregular and more risky migration channels. Migration may also hinder development through the social disruption of displacement due to conflict, or through “brain drain” and possible increases in HIV/AIDS rates, to which women and men are at different risks. Current policy approaches Theory, policy and practice that link gender equality concerns with migration from a development perspective are rare. Migration is still primarily seen as the concern of the state and migration as a development issue is only just emerging, with limited attention being paid to gender. Indeed, migration remains on the margins of the global policy agenda, with the exception of that which is conflict- and disaster-induced. While there is increasing recognition that women are also migrants and that the causes and impacts of migration are gendered, attempts to mainstream gender issues into policy are patchy. Work has focused primarily on “adding women” as a discriminated and vulnerable group, particularly in relation to displacement due to conflict and trafficking for sexual exploitation. The many women-focused policies and programmes initiated by NGO and civil society organisations largely focus on empowering, protecting and supporting women migrants. Shift to a gendered human rights approach If women and men are to benefit from the empowering and development potential of migration, a shift is needed to a gendered human rights approach to migration. The key elements of such an approach could be: Immigration and emigration policies that enable women as well as men to take up opportunities that safe and regular migration may offer, and which will foster the positive impacts of migration for the social and economic development of migrants, and the receiving and sending countries. This would include measures to ensure sufficient regular channels for women’s entry, to avoid them being pushed into more risky irregular channels and bilateral agreements between sending and receiving areas which protect women migrants’ rights. Mobilise around and support for international rights frameworks that offer protection for women migrants to ensure that governments ratify and adhere to such. This includes not only those relating to migrants, trafficked peoples, refugees and displaced peoples, but also women-specific frameworks such as the Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women (CEDAW), UN Resolution 1325 and the Beijing Platform for Action. Support for the acknowledgement and realisation of the rights of migrants throughout the migration process, including providing pre-departure information on legal rights, facilitating remittances, ensuring access to basic services such as housing, education and health, and supporting migrant organising and solidarity between different migrant groups to address issues of exclusion and isolation.
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    Más por menos: El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globalizadas
    (Oxfam Internacional, 2004) Raworth, Kate; Harvey, Claire
    La globalización ha introducido a millones de mujeres de los países en desarrollo en el mundo del trabajo. Trabajan en las cadenas globales de producción de las empresas multinacionales, produciendo mercancías que impulsan el crecimiento de las exportaciones: recogen y envasan fruta, cosen prendas de vestir, cortan flores y montan juguetes. Estos trabajos podrían aportar a las mujeres los ingresos, la seguridad y el apoyo que necesitan para salir de la pobreza junto con sus familias. Por el contrario, se les niega sistemáticamente la participación que les corresponde en los beneficios que genera la globalización. Los contratos –en el caso de que los tengan– son de corta duración y la mujer trabaja a un ritmo frenético a cambio de un salario muy bajo, en condiciones insalubres. Se ve obligada a realizar muchas horas para ganar lo suficiente como para sobrevivir. La mayoría no goza de baja por enfermedad o por maternidad, pocas están amparadas por alguna cobertura sanitaria o de desempleo y aún menos consiguen ahorrar para el futuro. En lugar de apoyar el desarrollo a largo plazo, el comercio fomenta la inseguridad y la vulnerabilidad de millones de mujeres trabajadoras. La dura realidad a la que se enfrentan las trabajadoras pone de relieve uno de los fallos patentes del actual modelo de globalización. A lo largo de los últimos 20 años, se han ampliado y fortalecido espectacularmente los derechos (jurídicos) de las poderosas entidades corporativas. A través de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de los acuerdos comerciales regionales y bilaterales, las empresas disfrutan ahora de protección para sus derechos de propiedad intelectual a escala mundial. Como inversores, estas mismas empresas están protegidas jurídicamente frente a una amplia gama de posibles acciones de los gobiernos. Los derechos de los trabajadores han evolucionado en sentido contrario. Y no es casual que el ascenso de los contratos “flexibles” haya ido parejo al aumento del número de mujeres trabajadoras, a menudo inmigrantes. El resultado es que los derechos de las empresas son cada vez más fuertes, mientras que los derechos y la protección de las personas en el trabajo se debilitan, y las mujeres están pagando los costes sociales de todo ello. El núcleo de muchas estrategias de empleo de las cadenas de producción globales es la explotación de las circunstancias de la población vulnerable, ya sea de manera intencionada o no. Es evidente que los grupos sociales vulnerables necesitan desesperadamente trabajar para poder salir de la pobreza y la desigualdad. Pero si la manera de contratarlos convierte su vulnerabilidad en una excusa para pagarles menos, haciéndoles trabajar más horas y en condiciones más duras, sin darles los subsidios que les corresponden legítimamente, el trabajo no les servirá para salir de la pobreza. El resultado es un cambio gradual, pero fundamental, en el beneficiario del comercio bajo el modelo de globalización imperante. Las ventajas de la flexibilidad de que gozan las empresas al final de las cadenas globales de producción son a costa de la precariedad del empleo en el otro extremo de la cadena. Si éste es el futuro del trabajo orientado a la exportación en los países pobres, el comercio no cumplirá con su auténtico potencial para reducir la pobreza y la desigualdad de género. El estudio llevado a cabo por Oxfam con socios de 12 países, ha supuesto la realización de entrevistas a cientos de mujeres trabajadoras y a muchos jefes de fábricas y de explotaciones agrícolas, a agentes de las cadenas mundiales de producción, al personal de empresas minoristas y de grandes marcas, a sindicatos y funcionarios gubernamentales. Ha puesto de manifiesto cómo los minoristas (supermercados y grandes almacenes) y las marcas de ropa utilizan su poder en las cadenas de producción para trasladar sistemáticamente los costes y los riesgos a los productores, quienes, a su vez, los desplazan a las mujeres trabajadoras. En el Capítulo 1 se explican las repercusiones de todo ello en las mujeres y en sus familias: • En Chile, el 75% de las mujeres del sector agrícola trabaja con contratos temporales, recogiendo fruta durante más de 60 horas a la semana durante la temporada. Pero una de cada tres sigue ganando menos del salario mínimo. • Menos de la mitad de las mujeres empleadas en el sector de la exportación de textiles y de prendas de vestir en Bangladesh tiene contrato de trabajo y la gran mayoría no tiene bajas de maternidad o cobertura sanitaria... Pero el 80% teme el despido si se queja. • En la provincia china de Guangdong, una de las regiones industriales de crecimiento más rápido de todo el mundo, las jóvenes hacen 150 horas extras al mes en las fábricas de confección, pero el 60% no tiene contrato de trabajo y el 90% no tiene acceso a la seguridad social. Las repercusiones de esta inseguridad en el empleo van más allá del lugar de trabajo. Todavía se considera que las mujeres deben ocuparse de criar a los hijos y cuidar a los familiares enfermos y a los ancianos aunque trabajen fuera de casa. Soportan una doble carga y apenas reciben ayuda de sus gobiernos o empresarios para llevarla dignamente. La presión que sufren puede acabar con su salud, desestructurar a su familia y minar las posibilidades de que sus hijos accedan a un futuro mejor. El resultado: precisamente a las trabajadoras que constituyen la columna vertebral de la generación de riqueza en muchos países en vías de desarrollo se les arrebata su parte de los beneficios que el comercio les podría deparar. Sufren las consecuencias los trabajadores tanto de los países ricos como pobres. Las mujeres e inmigrantes de las comunidades pobres de los países ricos –como las trabajadoras agrícolas de EE.UU. y Canadá y las que se llevan el trabajo a casa en el Reino Unido y Australia– padecen igualmente condiciones de contratación muy precarias en los sectores sometidos a la competencia comercial. La presión de la competencia que ejercen las importaciones de bajo coste es claramente una de las razones, pero también interviene la presión que comporta trabajar en el eslabón más bajo de la cadena de abastecimiento mundial de una gran cadena de venta al público, tanto si ésta compra en el extranjero como en casa. Una de las causas básicas de estas condiciones precarias es el nuevo modelo empresarial que ha surgido con la globalización, y que se describe en el capítulo 2. Las empresas minoristas y las grandes marcas se han erigido como la poderosa bisagra entre los consumidores y los productores del mundo. Sus cadenas de producción globales se extienden desde las estanterías de los supermercados y de las tiendas de ropa de los principales centros comerciales del mundo a las explotaciones agrícolas de fruta y verdura de América Latina y África y las fábricas de confección de ropa en el Norte de África y China. Wal-Mart, la cadena de hipermercados más grande del mundo, que lidera este modelo, compra productos a más de 65.000 proveedores de todo el mundo y los vende a más de 138 millones de consumidores cada semana en sus 1.300 tiendas repartidas en 10 países. La globalización ha reforzado enormemente la capacidad negociadora de las cadenas de tiendas minoristas. Las nuevas tecnologías, la liberalización del comercio y la movilidad de los capitales han aumentado de forma espectacular el número de países y de productores a los que pueden adquirir sus productos, creando un sector productivo de proveedores que crece indefinidamente y que se disputan un puesto en las cadenas de producción. Al mismo tiempo, las fusiones y adquisiciones internacionales y las estrategias agresivas de fijación de los precios han concentrado el poder del mercado en manos de un puñado de grandes grupos empresariales que ahora construyen imperios internacionales. Éstos tienen un poder enorme a la hora de negociar con los productores y lo utilizan para trasladar los costes y los riesgos del negocio a los eslabones más bajos de la cadena de abastecimiento. Su modelo empresarial, centrado en el máximo beneficio para el accionista, exige cada vez más flexibilidad a través de una entrega “al momento”, pero con un control más estricto de los inputs y los estándares, junto con unos precios cada vez más bajos. Bajo estas presiones, los directores de las fábricas y de las explotaciones agrícolas desplazan los costes y los riesgos a los eslabones más débiles de la cadena: la mano de obra que contratan. Para muchos productores, la estrategia laboral es muy sencilla: que sea flexible y barata. Para hacer frente a la oscilación de pedidos y a la caída de precios, contratan trabajadores y trabajadoras con contratos de corta duración, exigen objetivos exagerados y subcontratan en la economía informal a productores que están fuera de la normativa y son invisibles. Presionados para cumplir plazos de entrega muy ajustados, exigen que los trabajadores inviertan muchas horas para cumplir las fechas de envío pactadas. Y para minimizar la resistencia, contratan a las trabajadoras con menos probabilidades de sindicarse (mujeres jóvenes, a menudo emigrantes e inmigrantes) y amenazan o despiden a las que se atreven a defender sus derechos. A la vista de estas fuertes presiones comerciales, los gobiernos deberían fortalecer la protección de los derechos de las trabajadoras. Por el contrario, muchos han comerciado con ellos hasta vaciarlos de contenido, ya sea por medio de leyes o en la práctica. Presionados por los inversores locales y extranjeros y por las condiciones de los préstamos del FMI y del Banco Mundial, con demasiada frecuencia han permitido que las normas del trabajo se definiesen de acuerdo con las exigencias de flexibilidad de la cadena de compra: mayor facilidad de contratación y de despido, más contratos de menor duración, menos subsidios y más horas extras. Ello genera una ventaja a corto plazo para el comercio, pero con el riesgo de un coste a largo plazo para la sociedad. Cada vez más, las empresas exhiben “códigos de conducta” que aseguran a los consumidores que se preocupan de que se respete la legislación laboral a lo largo de toda la cadena. Pero las auditorias que realizan en sus fábricas y explotaciones agrícolas siguen centrando su atención en documentar los problemas laborales que existen sin preguntarse por qué persisten. Intervienen muchos factores, desde una dirección deficiente a una legislación nacional laxa. Pero una de las raíces del problema, ignorada durante demasiado tiempo, es la presión de las empresas distribuidoras y de las marcas debido al tipo de prácticas de compra que imponen a la cadena de proveedores, que deterioran las mismas normas del trabajo que dicen apoyar. Cuando nos quedamos horrorizados de las condiciones de trabajo infrahumanas de las fábricas de confección deberíamos preguntarnos ¿quién las generó? La presión que sufren las trabajadoras se inicia lejos de los locales de la fábrica y va bajando por la cadena de compra a través de las estrategias de las cadenas minoristas y marcas comerciales descritas en el Capítulo 3. Su exigencia de entrega “al momento” ha reducido un 30% los tiempos de producción en cinco años...y genera pedidos más pequeños y menos previsibles y costes de transporte aéreo elevados en los casos de incumplimiento de plazos. Las fábricas de Marruecos que producen para Induyco y El Corte Inglés, la cadena de grandes almacenes más importante de España, deben entregar muchos de los pedidos en menos de siete días. “Las tiendas tienen que estar siempre llenas de diseños nuevos”, decía un responsable de la planificación de la producción. “Hacemos lo imposible por cumplir los plazos... Nos jugamos la imagen”. Pero la imagen que ocultan es la de las jóvenes que trabajan hasta 16 horas al día para cumplir esos plazos, recibiendo un 40% menos por las horas trabajadas fuera de su horario habitual. “Una de las chicas está embarazada de siete meses y trabaja diez horas al día”, comentaba una trabajadora de la confección, “y como tiene que hacer un montón de piezas por hora, el encargado no le deja ir al lavabo. Para ella es una auténtica tortura, pero no se puede permitir el lujo de perder el trabajo.” En todos los países, la caída de los precios (para los productores de prendas de vestir ha sido del 30% en tres años) aumenta la presión para recortar los costes; la solución preferida, aunque oculta, es subcontratar la producción a talleres cuyas condiciones son mucho peores. Y cuando los compradores no aseguran pedidos para el futuro, sus intenciones de mejorar las condiciones laborales suenan huecas. No es de extrañar que muchos directivos falsifiquen los documentos e intimiden a las trabajadoras para que contesten las preguntas “correctamente”. La industria de productos frescos –fruta, verduras y flores– es intrínsecamente arriesgada, pero las duras negociaciones que imponen los supermercados pueden incrementar todavía más esta apuesta. Como muestra el capítulo 4, los campesinos de todo el mundo se ven obligados a cargar con los costes y riesgos cada vez que los supermercados establecen los precios mucho después de que se haya embarcado el producto, cuando exigen relaciones de exclusividad pero anulan el pedido, y cuando hacen promociones a precios bajísimos para alcanzar sus objetivos de ventas. “Es la única parte del pastel que nos queda, los costes de la mano de obra”, decía un productor de manzanas sudafricano que exporta a Tesco, el mayor supermercado del Reino Unido. “Si ellos nos exprimen, ese es el único lugar donde podemos exprimir nosotros”. No es de extrañar pues, que los agricultores como él contraten temporalmente cada vez más a mujeres para que trabajen 11 horas al día en el campo a cambio de salarios de pobreza, sin bajas por enfermedad o maternidad y sin seguridad en sus ingresos. Ya es hora de conseguir un comercio con justicia En la campaña de Oxfam Por un Comercio con Justicia estamos uniendo esfuerzos, con organizaciones de todo el mundo, para exigir que las mujeres que trabajan en las cadenas de producción de algunas de las compañías más poderosas del mundo obtengan la parte que les corresponde de los beneficios que genera el comercio. Sus experiencias y luchas constituyen el núcleo de este informe y de nuestra campaña internacional. Todos nosotros exigimos: • Que las compañías respeten los estándares laborales en toda la cadena de producción, también en la parte que sea deslocalizada y que su política comercial considere especialmente el impacto que tienen sus prácticas de compra y aprovisionamiento en la forma en que los productores contratan y tratan a sus trabajadoras. • Que los productores y proveedores de todo el mundo ofrezcan puestos de trabajo dignos a sus empleados, lo que incluye respetar el derecho de las trabajadoras a sindicarse y a negociar convenios colectivos y a eliminar la discriminación de las mujeres trabajadoras. • Que los gobiernos del Norte y del Sur dejen de comerciar con los derechos de los trabajadores jurídicamente y en la práctica, y que hagan cumplir las normas internacionales del trabajo para fomentar trabajos dignos que favorezcan la reducción de la pobreza, la igualdad de género y el desarrollo. • Que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial promuevan los derechos de los trabajadores en todas sus operaciones, en tanto que es una herramienta fundamental para la reducción de la pobreza y para una mayor igualdad de género. • Que los inversores institucionales –accionistas y fondos de pensiones– utilicen su poder en los mercados de inversión para promover prácticas en las cadenas de producción que respeten las normas internacionales del trabajo. • Que los consumidores reclamen a las cadenas de distribución y grandes marcas que garanticen que sus prácticas de compras respetan los derechos de los trabajadores en lugar de deteriorarlos.
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    Los nuevos padres las nuevas madres [Reseña]
    (Universidad Nacional de Colombia. Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humana, 2005) López Díaz, Yolanda; Maldonado Gómez, María Cristina; Micolta León, Amparo
    Los nuevos padres las nuevas madres. María Cristina Maldonado y Amparo Micolta. Programa Editorial Universidad del Valle, Santiago de Cali, 2003, 116 Págs.
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    The Feminization of Agriculture? Economic Restructuring in Rural Latin America
    (United Nations Research Institute for Social Development, 2005-02) Deere, Carmen Diana
    Las principales tendencias asociadas con la crisis económica, la reestructuración neoliberal y el aumento de las tasas de pobreza rural en Latinoamérica incluyen una diversificación constante de las estrategias de generación de ingresos de los hogares rurales, un incremento en el número de miembros de esos hogares que buscan empleo fuera de la finca, y la creciente participación de las mujeres de las áreas rurales como trabajadoras tanto por cuenta propia como asalariadas en el sector agrícola y en otros sectores. Si bien persisten problemas metodológicos al analizar los cambios en el trabajo de las mujeres de las áreas rurales con el transcurso del tiempo, la tendencia dominante en la región en los últimos decenios ha sido la feminización de la agricultura. El crecimiento del empleo remunerado de las mujeres en el sector agrícola se ha concentrado en el sector de exportación agrícola no-tradicional—sector favorecido por el neoliberalismo—, concretamente en la producción y el envasado de verduras, frutas y flores frescas para los mercados del Norte, lo que actualmente constituye la rama principal de exportación agrícola de Latinoamérica. En muchos países, las mujeres y los niños representan al menos la mitad de la mano de obra para estos cultivos, mientras que las mujeres constituyen la gran mayoría de los trabajadores en las envasadoras orientadas a la exportación. Sin embargo, las características de este empleo, principalmente su naturaleza temporal, estacional y precaria, han dificultado su captación cuantitativa en los censos nacionales y en las encuestas por hogares. En este ensayo se analiza el papel que desempeñan los mercados de trabajo segmentados por género en el incremento de la demanda de mano de obra femenina, y la importancia que reviste para el empoderamiento de las mujeres su creciente participación en el empleo remunerado. También se ha comprobado, en algunos países más que en otros, que la producción parcelaria ha experimentado una feminización, ya que cada vez más mujeres rurales se convierten en las agricultoras principales—es decir, en trabajadoras por cuenta propia del sector agrícola. Este fenómeno se asocia con el aumento del número de familias encabezadas por mujeres; con la ausencia de mano de obra masculina en el sector agrícola, a su vez relacionada con la creciente migración y/o empleo de los hombres en actividades no agrícolas; y con la viabilidad cada vez menor de la agricultura familiar en el marco del neoliberalismo. Es evidente que el principal factor que impulsa estas tendencias es la necesidad que tienen los hogares rurales de diversificar sus fuentes de subsistencia. La escasez creciente de tierras, las crisis económicas y las políticas desfavorables para la agricultura familiar constituyen una combinación de factores que han conducido a que los hogares campesinos ya no puedan sustentarse únicamente a través de la producción agrícola. La respuesta a la crisis de la agricultura familiar ha sido el aumento del número de miembros de los hogares que buscan un empleo fuera de la finca. Que éstos sean hombres, mujeres, o ambos, depende de muchos factores; entre los más importantes destacan la composición del hogar y la fase del ciclo familiar, así como el dinamismo y las características de genero de los mercados de trabajo locales, regionales e internacionales. /
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    Contratando domesticidad. Estudio de caso de varones y su relación con lo doméstico
    (2018) Cuellar, Priscila Victoria
    El presente trabajo describe la relación de algunos hombres con lo doméstico a través de la relación establecida y las acciones encaminadas al mantenimiento de un hogar: contratando empleadas domésticas y/o realizando ellos mismos el trabajo de servicio doméstico. Da cuenta de las prácticas, experiencias y significados de 8 sujetos y su domesticidad. Ellos son empleados, adultos, de la zona metropolitana de Bogotá aunque originarios de distintas regiones del país (y un extranjero), viven solos, algunos tienen hijos y todos han contratado o contratan empleada doméstica. Entre los hallazgos más importantes está el hecho de que lo masculino y lo doméstico no son ajenos el uno del otro. Lo que sí, es que necesitamos menos resistencias masculinas y más comportamientos aliados a lo doméstico para obtener un verdadero cambio social.
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    Cuando no es como debería ser: significados de la maternidad en las experiencias de mujeres adultas que fueron madres jóvenes
    (2018-05-11) Bernal Vargas, Andrea Carolina
    En la presente investigación me propuse conocer, analizar, y reflexionar sobre los significados de la maternidad que emergen en las historias de vida de cuatro mujeres adultas (actualmente tienen entre 38 y 48 años) que fueron madres adolescentes o jóvenes. La aproximación a estas experiencias se realizó desde un enfoque biográfico con el fin de comprender el sentido que estas mujeres le han dado su experiencia como mamás, desde una perspectiva crítica frente a las desigualdades de género, clase y edad que la configuran.
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    "No es trabajo, pero cansa" Una reflexión feminista sobre la experiencia de «montar» y/o trabajar en una Distribuidora de Belleza
    (2017-12-07) Romero Manrique, Maria Camila
    Parto desde la experiencia personal de trabajar en una tienda conocida cotidianamente en Colombia como “Distribuidora de Belleza”; caracterizados por ser negocios comerciales que venden productos cosméticos para el arreglo personal, los cuales generalmente están ubicados en zonas comerciales de los barrios. Mi madre es la dueña del local y desde su experiencia personal ella se refiere a su diario vivir allí como: “No es trabajo, pero cansa”, por engañosa que parezca esta frase no es una forma despectiva de referirse a este espacio, sino que para ella el negocio ha significado en su vida un sentimiento personal que va mucho más allá que un “simple” trabajo. Con esta investigación busco reflexionar sobre los distintos entendimientos que se tienen sobre el “trabajo”, comprender de éste sus condiciones objetivas y cómo interviene el género en su configuración, en el entramado de las percepciones de quienes montan su propio negocio, como de quienes participan en él, ya sean vendedoras-es o trabajadoras-es.
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    Experiencias de jóvenes Au Pair colombianas: inserción en las lógicas modernas de explotación del trabajo del cuidado
    (2017-09) Quecan Velásquez, Juliana Chayutse
    El programa Au Pair crece y se reproduce a partir de los cambios sociodemográficos de las sociedades del Norte Global, impulsando a que las mujeres del Sur migren a estas sociedades para realizar trabajos del cuidado que las mujeres del “Primer Mundo” no están dispuestas a realizar. Bajo este panorama esta investigación pretende dilucidar que el esquema Au Pair está configurado a partir de fuertes sesgos de género, clase y raza que justifican el hecho de que jóvenes colombianas, estudiantes y de clase media y media alta, sean “aptas” para realizar este tipo de trabajos. Dichos ordenamientos son legitimados y reproducidos por las jóvenes a través de lo que se denomina la performatividad Au Pair. Adicionalmente, se presenta que el programa invisibiliza las contribuciones que estas mujeres están generando en países como Estados Unidos, Alemania y Francia, a través de nociones ambiguas que generan tres tipos de experiencias en las jóvenes colombianas participantes: “Integración”, “Independencia” y “Rechazo”. Todo lo anterior analizado a partir de la categoría género, el trabajo del cuidado, la interseccionalidad y la epistemología feminista, que brindan herramientas teóricas y metodológicas clave para el análisis de este fenómeno.
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    La economía invisible: división social y sexual del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado y uso del tiempo de las mujeres en Bogotá
    (2017-05-27) Moreno Salamanca, Erika Natalia; Arenas Saavedra, Ana Isabel (Thesis advisor)
    La presente investigación hace una crítica al análisis económico dominante porque ignora la producción y el trabajo realizados dentro de los hogares y su importancia para el funcionamiento de las sociedades. Utilizando como insumo la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (2012-2013) y las categorías teóricas de la economía feminista, los resultados evidencian la división sexual y social del Trabajo Doméstico y de Cuidado no Remunerado en los hogares de Bogotá. Entre los hallazgos más importantes, se destaca que son las mujeres las principales proveedoras de bienestar ante la desigual distribución del trabajo no remunerado en los hogares y la deficitaria provisión de bienes y servicios del cuidado por parte del Estado y el sector privado. A su vez, el enfoque interseccional permitió revelar que son las mujeres adultas de menores ingresos y niveles educativos, entre otras características socioeconómicas y demográficas, las que asumen la mayor carga de este trabajo.
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    Familia y vida privada: ¿Transformaciones, tensiones, resistencias o nuevos sentidos?
    (FLASCO - Chile, 2005) Valdés, Teresa; Valdés, Ximena; Ambrosio, Valeria; Arriagada, Irma; Jelin, Elizabeth; García, Brígida; Oliveira, Orlandina de; Fuller, Norma; Rebolledo González, Loreto; Caro, Pamela; Saavedra, Rosa; Godoy, Carmen Gloria; Rioja, Tania; Raymond, Emilie; Olavarría, José; Infante, Ricardo; Oyarzún, Kemy; Guajardo Soto, Gabriel
    El presente libro reúne las ponencias realizadas por investigadoras e investigadores en el Seminario “Familia y vida privada. ¿Transformaciones, tensiones, resistencias o nuevos sentidos?", que se llevó a cabo en Santiago de Chile, entre los días 29 y 30 de septiembre de 2004. Organizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), reunió a más de 100 personas interesadas en profundizar sobre la situación actual de las familias, tanto en Chile como en América Latina. El Seminario estuvo organizado en cuatro paneles que abordaron: los cambios en las familias en América Latina, algunos aspectos de la historia reciente y los impactos de lo político en la familia chilena, las transformaciones culturales y las familias, así como los cambios y resistencias en las familias chilenas. Tras las presentaciones de cada panel se desarrolló un debate con participación de los y las asistentes al seminario. El libro está organizado en dos grandes secciones, una referida a las familias en América Latina y la segunda a las familias en Chile, las que recogen las ponencias presentadas. Con su publicación se pretende contribuir a que nuevos actores, investigadores/as y profesionales puedan profundizar en torno a las transformaciones y tensiones que viven las familias chilenas y de todo el continente.
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    Antología género
    (FLACSO - Sede Ecuador, 2001) Herrera Mosquera, Gioconda; Weismantel, Mary; Camacho, Gloria; Borchart de Moreno, Christiana; Clark, Kim; León Trujillo, Magdalena; Moser, Caroline; Lind, Amy C.; Cuvi Sánchez, María; Martínez Flores, Alexandra; Goetschel, Ana María; Crain, Mary
    En esta Antología se reúnen textos que, desde varias disciplinas, posiciones teóricas y formas de abordar la construcción social de lo masculino y lo femenino, han contribuido a la definición de un campo de producción de conocimientos en las ciencias sociales sobre las mujeres, las identidades y las representaciones de género en el Ecuador, tomando como punto de partida los años noventa. Esta producción se origina en diversas fuentes: investigadoras extranjeras provenientes de universidades europeas y norteamericanas; centros de investigación aplicada que trabajan en el país, e investigadoras nacionales vinculadas a centros de educación superior. Los distintos artículos que conforman esta Antología intentan ilustrar estas tres vertientes de producción.