Los piratas y cubagua
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Artículo de revista
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EspañolPublication Date
1960Metadata
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L a aventura y la codicia son dos grandes motores de las acciones humanas. Para ambas se necesitan temple y condiciones especiales que, una vez reunidas, lanzan con fuerza insospechada a los hombres en pos de una quimera, de la fama o de la fortuna. El título de nuestro trabajo reúne dos símbolos de lo que de más fantástico pudiera pensarse en el inquieto vivir del siglo xvi relacionado con ambas directrices. Por un lado una estéril e inhóspita isla rodeada, paradoja feliz, de fabulosos placeres perlíferos que constituían todavía en 1528, fecha en que se van a desarrollar los hechos, una cantera prodigiosa y fecunda de perlas del mejor oriente. Junto a ellas, como atraídos por acuciante imán, veremos aparecer unos piratas, o comerciantes metidos a piratas por el destino —sólo un atento estudio de ambas profesiones en esta época puede aclarar y justificar la ambivalencia de sus actividades— que, como en las anécdotas con moraleja, resultan defraudados en su intento pirático al ser engañados y prendidos por sus presuntas víctimas 1. Para empezar esta historia hay que trasladarse mentalmente al puerto de La Rochela en la primavera del año 28 y trabar conocimiento con algunos de sus activos moradores. En tan industriosa ciudad, centro mercantil y ruta marítima, desarrollaban sus actividades dos mercaderes llamados Fierre Girarte y Andrés Morisor. Estos dos rocheleses eran propietarios de buques y tenían una nao gruesa llamada Santa Ana, vehículo de las andanzas de nuestro relato. Desde hacía doce años vivía allí y trabajaba con ellos un comerciante de Dieppe, llamado Jacques Feer, al que tenían en gran estima y consideración. Otro personaje que nos importa conocer, amigo de éste y de los armadores, era un pescador de la travesía del Mar del Norte nombrado Simón Aselo, oriundo de Bretaña, muy ducho en el arte de navegar y hombre sencillo. Había llegado también a La Rochela, en donde se casó y dedicó al comercio, un Charles Digues, el cual estaba relacionado, a su vez, con los antedichos armadores, i , por fin, de Estella había arribado hacía dos años un revoltoso navarro que respondía al apelativo de Juan de Yúcar. Este mozo tuvo que abandonar su tierra natal por miedo a los parientes de una doncella con la que había tenido amores. Vivió algún tiempo en Vizcaya y se lanzó al mar para comerciar, manejando ainero propio y de su madre, pero habiendo perdido las mercancías recaló en La Rochela, donde se encontraba ahora establecido.Keywords
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